RF de EEUU, ¿la inversión del año?

Recordando lo que escribía en este blog hace unas semanas, el inicio del año 2022 para los precios de la renta fija de EEUU es probablemente el peor de la historia desde la Segunda Guerra Mundial. El bono del tesoro americano a 10 años acumula  pérdidas de aproximadamente el -8%  y todavía no han transcurrido los cuatro primeros meses de este infausto ejercicio para los mercados de bonos y acciones globales. En la citada columna de principio de mes, citaba varias formas de aprovechar ahora la renta fija. En general, todas están funcionando bien en este mes de abril y alguna, como es el caso de la renta fija estadounidense, ha mejorado el momento de entrada en sus plazos largos. 

Estanflación, ¿miedo injustificado?

Nadie duda ya de que la inflación no es transitoria y que va a costar tiempo y subidas de tipos lograr que baje de las tasas actuales. En cambio, la  medición del impacto  de lo anterior no es pacífica y hay opiniones discordantes aunque con un denominador común: el objetivo de crecimiento de PIB que teníamos a principio de año no va a lograrse y a final de año tendremos una inflación que en media habrá sido mucho más alta de lo pronosticado en enero.

¿Puede aprovecharse ahora la renta fija?

El presente 2022 nos está mostrando cómo la renta fija tiende a proporcionar una menor capacidad de diversificación y de protección frente a la renta variable que en el pasado. Como nos recuerda la gestora  Schroders  en un reciente informe, combinar la renta variable con la renta fija en una  proporción de 60/40  ha sido una estrategia de inversión muy popular durante décadas porque sus rentabilidades han estado inversamente correlacionadas entre sí. Cuando las acciones se comportaban mal, los bonos lo hacían bien y viceversa (en promedio). Sus beneficios compensados han permitido a los inversores construir carteras menos volátiles, gestionar las caídas del mercado y mejorar la rentabilidad.

China, el jugador clave

Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania, la comunidad internacional ha intentado entender cuál es la posición de China de cara a este conflicto. El gigante asiático  ha evitado condenar a Rusia  por la invasión ante el Consejo de Seguridad de la ONU y en algunos escenarios se ha ofrecido como mediador. Varios aliados occidentales, entre ellos Estados Unidos, han especulado sobre la posibilidad de que China asista en materia militar a Rusia para avanzar en su invasión. En este complejo contexto, la economía china está atravesando una fase de cambios a la que sus mercados de acciones y de bonos no están reaccionando bien y reflejan altibajos del +/-10% en una sesión.

Fog of war, mercados y carteras

El conflicto armado en Ucrania llevaba al talentoso columnista y financiero Tom Burns Marañón a escribir hace unos días en Expansión una tribuna titulada «Fog of war». Esta expresión acuñada en el siglo XIX, niebla de guerra en español, resume bien hoy en día la confusión causada por la  imprecisión en la información  cuando se produce una guerra y las  incertidumbres  que se crean. Más allá del desolador drama humano que el ejército ruso está provocando, cosa que muchos considerábamos ya impensable en la Europa del siglo XXI, nos encontramos ahora en un entorno brumoso e intrincado en los mercados financieros para los que muchos ya predicen un giro definitivo a la baja. 

Bancos: ¿potencial agotado o recorrido al alza?

De lo poco que los analistas estamos cien por cien seguros en este complejo 2022 es de que los  tipos de interés en sus distintos plazos están subiendo. El regreso de la inflación ligado a la superación de la pandemia deja cada vez menos margen de actuación a los bancos centrales. Como casi siempre en finanzas, lo que es malo para unos (inversores en renta fija y en valores de crecimiento), es bueno para otros (los que adivinaron el movimiento de las curvas de tipos y apostaron por comprar acciones de bancos en Bolsa). ¿Queda tiempo para aprovechar la favorable tendencia de la renta variable financiera? 

Interpretar la anormalidad

La foto que nos ofrece el actual ciclo económico no puede ser más borrosa y, a la vez, única. Todo empezó con el cierre de las economías en marzo 2020, mes al que siguió una profunda y rápida recesión que finalizó con una progresiva reapertura de la actividad que a su vez permitió una fuerte expansión apoyada en la recuperación de la movilidad, en las políticas monetarias ultraexpansivas de los bancos centrales y en la inversión pública y, simultáneamente, se ha producido una  subida de la inflación como no se veía desde hace mucho tiempo. 

Refugios para una RF en decadencia

Las rentabilidades de los fondos de renta fija que reflejan los ranking de productos financieros, con alguna excepción, sólo muestran cifras en rojo. Todos las clases de bonos han caído en 2022. Ello hace que lo que debería compensar los descensos de las cotizaciones de los activos de más riesgo, renta variable, no sólo no lo hace sino que incrementa la rentabilidad negativa de la cartera global. ¿Va a continuar la tendencia? ¿Hay algún refugio? Lo veremos a continuación brevemente en 4 PyR.

¿Cambios en cartera? 3+1 PyR

Finaliza el primer mes de 2022 con un duro impacto para los inversores. Se han visto cosas poco frecuentes con volatilidad intradía extrema en el índice S&P 500 y fuertes caídas en compañías de todo tipo en el sector tecnológico, tanto en las grandes que tienen beneficios robustos como en las pequeñas de mayor crecimiento que todavía están en pérdidas. De hecho, las siete grandes big tech explican casi un 40% de la caída del -8% que registra el S&P 500. La Reserva Federal (FED), por su parte, continúa con su discurso de restricción monetaria: fin de las compras de bonos (QE) en marzo, primera subida de tipos tal vez ese mismo mes, seguramente más subidas este año de lo que el mercado asumía y reducción del tamaño de su balance tan pronto como sea posible.

Explicando el (difícil) comienzo de año

Después de un brillante ejercicio en 2021 tanto en crecimiento económico (aproximadamente +6% el PIB global) como en los mercados financieros, el año 2022 ha comenzado confirmando la esperada  desaceleración pero alejado del estancamiento. Este entorno de moderación en el ritmo de expansión económica está sometido por las presiones al alza en costes salariales y de producción, por lo que es razonable anticipar también una desaceleración en el incremento de los beneficios de las empresas. Si a ello añadimos las subidas en los tipos de interés en los distintos plazos de la curva (todavía no en los oficiales) que deterioran el precio de los bonos, parece que el contexto inversor tiene que ser, como mínimo, complicado y volátil.