Explicando el (difícil) comienzo de año

Después de un brillante ejercicio en 2021 tanto en crecimiento económico (aproximadamente +6% el PIB global) como en los mercados financieros, el año 2022 ha comenzado confirmando la esperada  desaceleración pero alejado del estancamiento. Este entorno de moderación en el ritmo de expansión económica está sometido por las presiones al alza en costes salariales y de producción, por lo que es razonable anticipar también una desaceleración en el incremento de los beneficios de las empresas. Si a ello añadimos las subidas en los tipos de interés en los distintos plazos de la curva (todavía no en los oficiales) que deterioran el precio de los bonos, parece que el contexto inversor tiene que ser, como mínimo, complicado y volátil.

El mercado puede estar sobrerreaccionando

Me refiero especialmente a la visión de las perspectivas de inflación que incomodan a los bancos centrales de los países desarrollados, Reserva Federal y BCE a la cabeza, cuyos dirigentes se ven obligados a anunciar un  endurecimiento de las políticas monetarias  (menos compras de bonos y subidas de tipos de intervención). De ahí el mal comportamiento de la renta fija y las caídas de las bolsas, sobre todo en EEUU donde el sector tecnológico pesa mucho en los índices y sus cotizaciones son penalizadas al descontarse los beneficios futuros a tipos más altos (el precio objetivo es más bajo).

Aunque no existe un consenso entre analistas sobre dónde estará la inflación a final de año, lo más probable es que las subidas de precios vayan remitiendo a lo largo de 2022 y un  aplanamiento de la curva  de tipos facilite que los banqueros centrales no endurezcan en exceso las medidas restrictivas. Éstos, como escribía en este blog a principio de año, tienen este año una labor más trascendente que en el pasado reciente por el riesgo de bloqueo del crecimiento que pudiera provocar una mala interpretación de las señales que envían los datos macro y una subida demasiado rápida de las tasas de interés.

Todos los ojos, de nuevo, mirando a China

Probablemente la clave sea China. Tras el triple impacto del COVID, el default de Evergrande unido a los problemas de otras compañías inmobiliarias y el incremento de las restricciones regulatorias ligadas al sector tecnológico y al de educación, en 2022 deberíamos de ver la aportación positiva de una  política monetaria más acomodaticia  que, de hecho, ya ha comenzado a implementarse. Por eso, los mercados de acciones chinas que han sido los de peor rentabilidad del pasado año están siendo los más favorecidos en el presente mes de enero por las compras de los inversores.

Si las tensiones con EEUU y el COVID no lo impiden, se espera que el  crecimiento se acelere en China y en el resto de Asia emergente  a partir del segundo trimestre a medida que Pekín reequilibre su objetivo a largo plazo dentro de la denominada por el régimen comunista como «prosperidad común» asociada a un apoyo al crecimiento.

El auge de esa zona del mundo debería de facilitar una recuperación del comercio global (en caída durante los últimos meses), mantener el precio de las materias primas lo que ayuda a muchos productores (Latinoamérica) y  beneficiar la estabilidad de la economía mundial  la cual lograría un crecimiento más robusto del PIB aliviando así las potenciales tensiones creadas por las políticas monetarias restrictivas de Occidente.

Evitar los bonos de mejor rating y centrarse en sectores de calidad

En el antetítulo se resume el principal mensaje a los inversores para los próximos trimestres en este complicado comienzo de año en la mayoría de mercados financieros. Concretando más y centrándome en la renta variable:

Invertir en áreas de convicción  sigue siendo indispensable. Las caídas en las cotizaciones de muchas empresas tecnológicas no deben hacernos olvidar que la revolución digital, la transición energética, la sostenibilidad en relación con el cambio climático y las innovaciones en cuidado de la salud, son sectores que van a seguir vertebrando el crecimiento económico global. Eso sí, luces largas.Sobreponderar las inversiones en compañías de calidad líderes en su industria y con sólida posición financiera, lo que les dota de una  elevada capacidad para fijar los precios  de sus productos y proteger sus márgenes manteniendo/incrementando sus beneficios incluso en un entorno inflacionista.Geográficamente, tener presente la citada  mayor visibilidad de China  para reforzar la apuesta estructural en ese país y en el resto de Asia emergente.Finalmente, no olvidar que es ahora cuando están empezando a llegar los fondos del Plan de Recuperación de la UE y podríamos ver, después de muchos años de estar por detrás, un  mejor comportamiento de la bolsa europea  (financieras y otros sectores cíclicos como los productores de materias primas); ésta engarza mejor con el ciclo económico en relación con la americana y la española podría estar encabezando ese mejor rendimiento.

No considero que haya llegado el invierno a la economía mundial como titulaba el último informe de  Morgan Stanley  (What’s Next in Global Macro: Winter Is Here) o, como mínimo, creo que no van a faltar los refugios volátiles pero calientes.

Asesórense bien y sean prudentes.

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