Interpretar la anormalidad

La foto que nos ofrece el actual ciclo económico no puede ser más borrosa y, a la vez, única. Todo empezó con el cierre de las economías en marzo 2020, mes al que siguió una profunda y rápida recesión que finalizó con una progresiva reapertura de la actividad que a su vez permitió una fuerte expansión apoyada en la recuperación de la movilidad, en las políticas monetarias ultraexpansivas de los bancos centrales y en la inversión pública y, simultáneamente, se ha producido una  subida de la inflación como no se veía desde hace mucho tiempo.

Ahora nos encontramos con que buena parte de lo reconstruido, tanto económica como financieramente (mercados), puede  irse al traste por un frenazo en el crecimiento. Parece que los potenciales culpables de ello serían los bancos centrales y Putin. Veamos.

¿Estamos ante una espiral de inflación de difícil retorno?

La subida de los precios que estamos sufriendo comporta que probablemente se produzcan una serie de  alzas de tasas de interés  en los próximos meses. Estamos ante una inflación impulsada por un salto de la demanda que estaba aletargada en lo peor de la pandemia, alentada por cuellos de botella en las cadenas de suministro y por las restricciones de oferta y, como guinda, reforzada por el efecto del repunte del precio de las materias primas energéticas que el conflicto Rusia/Ucrania ha exacerbado.

Así las cosas, hay varios parámetros a considerar:

–       La inflación no es meramente transitoria ya que hay un  efecto de demanda agregada  producido por la políticas fiscales y monetarias ultraexpansivas, que habrá que controlar mediante subidas de tipos.

–       Pero, por otra parte, hay indicios iniciales de que las  presiones sobre los precios están disminuyendo  tanto en EEUU donde se aprecia cierta descongestión de los cuellos de botella por descongestión portuaria (determinados productos ligados a tecnología lo reflejan ya) y que los precios de vehículos de segunda mano han frenado su escalada, entre otras referencias, como en el lado europeo donde el dato final de inflación de enero en Alemania se moderó en cuatro décimas frente al dato del mes anterior y la inflación subyacente se situó en +2,9%.

–       Los mercados de bonos, de acciones y, sin duda, de materias primas están  sobrerreaccionando a la tensión geopolítica,  por lo que cualquier desescalada del conflicto en Ucrania y/o un inminente acuerdo entre Irán y EEUU podrían suponer una rápida relajación en los índices de precios de consumo gracias a la bajada de los precios de la energía. 

Previsiones realistas para la inflación y los mercados

Como escribía la pasada semana, parece que la estrategia de los banqueros centrales es  ganar tiempo pues saben que es altamente probable que la elevada inflación que sufrimos en estos momentos vaya perdiendo fuerza conforme avance el año debido a los motivos expuestos más arriba y ello les permita relajar su mensaje y la velocidad y magnitud de sus medidas monetarias más restrictivas, dando así al ciclo económico más aire y restando tensión en el mercado de renta fija.

De ahí que a pesar de que el ciclo económico global acabe aflojando algo con respecto a las previsiones de principio de año (más hacia el +4% que hacia el +5%), los fundamentales de muchas empresas cotizadas seguirán siendo  suficientemente sólidos como para contrarrestar  el impacto negativo de unas tasas de interés más altas y las Bolsas deberían de recuperar el terreno perdido. No obstante, por ahora, habrá que esperar y la paciencia traerá el retorno.

Asesórense bien y sean prudentes.

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