Bolsas y margen de seguridad

No estamos en un escenario de crecimiento fuerte y global, sino más bien de dispersión en la evolución de las economías de las distintas zonas mundiales por los diferentes momentos del ciclo en que se encuentran. En este entorno, el mercado debe tender a favorecer a aquellas empresas con mejor perspectiva en su cuenta de resultados y que realmente están creando valor para sus accionistas.

De ahí que la utilización con buen criterio del margen de seguridad como base en la gestión de renta variable ayudará a dormir mejor a muchos inversores, especialmente a los menos acostumbrados a la volatilidad. El tiempo lo demuestra.

Las bolsas y el monopoly de Gross

Aunque se ha incrementado el riesgo de la renta variable, no creo que haya llegado todavía el momento de salir de esta inversión. No obstante, y hasta que se aprecie una mejora real y sustancial de los resultados empresariales, el potencial de ganancias es cada vez más reducido y el riesgo de mantener medidas monetarias expansivas extremas durante demasiado tiempo acabará traduciéndose en episodios de volatilidad, quizás con fuertes caídas, que pueden ocasionar nerviosismo y crear oportunidades de inversión.

Por todo ello, para atemperar el riesgo y poder aprovechar las caídas para comprar, el hecho de contar con parte de la cartera en efectivo es hoy una más que saludable opción de inversión. Remunerada a tipo cero, lo sé, pero 100% disponible y sin verse nunca afectada por movimientos adversos del mercado. El contexto de dudas macro y riesgos geopolíticos refuerza también esta idea. Por no hablar del puro riesgo político que tan cercano tenemos ahora… Como decía Buffet: “prefiero ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás tengan miedo de invertir”.

Buscando la rentabilidad perdida

No es fácil la respuesta pues en el actual entorno no existen fórmulas mágicas que faciliten retornos ciertos elevados y nulo riesgo de principal. No obstante, sí que existen alternativas que, con probabilidad de pérdida muy baja, ofrecen una expectativa de retorno superior a la de los productos descritos. Cada inversor es un caso aparte que debe analizarse y valorarse antes de tomar una decisión de inversión. De este proceso de análisis, les aseguro que en la práctica totalidad de las ocasiones la conclusión será de no invertir en un producto garantizado con las características descritas. En todo caso, me parece más recomendable mantenerse en liquidez (cosa que, como indico más arriba, no es ahora del gusto de la entidad) que embarcarse en un producto de este tipo.

Entorno de volatilidad y alternativas para evitarlo

pasarlo tan mal cuando lleguen momentos difíciles de mercado.

Los episodios de volatilidad de 2014 fueron frenados por la combinación de mensajes de los bancos centrales y por los buenos datos macro provenientes de EEUU. Sabemos que es complicado que esto se repita con la misma intensidad durante este año 2015. Si no quieren pasar malos ratos por la impredecibilidad en el corto plazo de la renta variable, sean prudentes, combinen estrategias como las expuestas y busquen alternativas de inversión que puedan facilitar una expectativa razonable de rentabilidad en el actual entorno de tipos a cero a la vez que un nivel de riesgo moderado.

¿Por qué Santander baja el dividendo y amplía capital?

Concluyo con dos advertencias para navegantes de los mercados en búsqueda de dividendos y plusvalías:
Los ingentes beneficios que engordaban las cuentas de resultados de las entidades gracias a la inversión en deuda pública del dinero prestado por el BCE a casi 0%, han tocado a su fin por la situación de la curva de tipos de interés en la Eurozona (que se lo digan a las aseguradoras que ya no saben en qué invertir sus provisiones matemáticas para poder cubrir sus compromisos adquiridos).
No todo el sector pero sí varios bancos españoles pueden seguir pronto la estela de reducción de dividendos y ampliaciones de capital, y cabría incluso que las necesidades del propio Santander no hubieran acabado como decían en una nota los analistas de Berenberg Bank quienes, tras conocerse la reciente ampliación, cifraban en otros 5.000 millones de euros las necesidades de capital complementarias de la entidad cántabra.

Invertir en 2015: 10 preguntas y respuestas (II)

No obstante, antes de finalizar este examen de lo que puede suceder en el nuevo ejercicio que ahora comienza y como también lo hacía hace un año, quiero recordar que mi obligación como analista es tomar datos objetivos y opiniones subjetivas, analizarlos y definir una posición en base a todo ello. Y aunque los mercados acaben siempre reconociendo la realidad económica que hay detrás de las cotizaciones, sean de acciones o de bonos, hasta ese momento se mueven en gran medida por elementos subjetivos, lo que les dota de volatilidad, es decir, de riesgo. Esta característica hace que no todo sea adecuado para cualquier inversor, aunque pueda ganar dinero comprándolo. El principio básico de la inversión que Warren Buffet, y un servidor, amablemente se empeña en recordarnos es elemental: no perder dinero.

Invertir en 2015: 10 preguntas y respuestas (I)

Repasando las recomendaciones que escribí hace un año en este blog, compruebo con satisfacción el buen funcionamiento en rentabilidad de la mayoría de ellas. A cada cual lo suyo, aunque también es justo reconocer que vamos a acabar un aceptable año de mercados, lo que facilita las predicciones. Siempre es más fácil pronosticar lo bueno que lo malo. No obstante, los episodios de fuerte volatilidad sucedidos en 2014 han provocado no pocas renuncias a la exposición al “riesgo bolsa” y la implementación de coberturas a la postre inadecuadas. Por no hablar del castigo que siguen soportando quienes apostaron por materias primas o divisas de países emergentes, grandes perdedores del año que acaba. La sensación de intranquilidad ha sido frecuente y ello ha llevado a muchos inversores a recoger las velas del riesgo y refugiarse en activos monetarios, tranquilos pero sin remuneración. Es el coste de la seguridad en el marco actual con tipos a cero y Estados “híperendeudados”. Veamos qué puede pasar en este entorno.

Crecemos sin ganar dinero

Aún queda mucho por hacer, pero lo más difícil, dejar atrás la recesión, se ha logrado. Esperemos que los políticos, en lugar de estropearlo, sepan agradecérselo a quienes siguen sacrificándose por ello. En este momento, lamentablemente, el mayor riesgo para la continuidad de la recuperación económica en España se encuentra en nuestra clase política.

¿Nos hundirá o nos salvará la caída del petróleo?

El balance es positivo

El impulso que supondrá en términos de renta disponible de las familias la caída del precio del petróleo (también de otras materias primas) puede ser uno de los catalizadores del crecimiento de la economía global para el próximo ejercicio. Refuerza la visión favorable para muchas compañías cotizadas (no todas, claro está) y reduce la incertidumbre por posibles movimientos repentinos de los bancos centrales en los tipos de interés. Habrá que vigilar de cerca los riesgos expuestos e intentar aprovechar las caídas de las cotizaciones en algunos sectores hoy castigados (especialmente en empresas ligadas al shale gas en la bolsa de EEUU).

No es el fin del petróleo. Su protagonismo en la industria química y de carburantes continuará durante mucho tiempo pero, por una vez, su precio puede ayudarnos a que el vaso de nuestra economía parezca medio lleno.

OPV de Bankia: mentiras arriesgadas

La OPV de Bankia es un episodio para olvidar. Una chapuza más del todavía inacabado proceso de reconversión del sector financiero español. Se arriesgó tapando la verdad y ahora podemos ver serias consecuencias de esa actuación como advierten los peritos: “Existe riesgo contingente por eventuales multas y sanciones que, según la definitiva tipificación de las infracciones por las autoridades competentes, podrían llegar a la cancelación de la licencia bancaria”, por lo que Bankia podría verse obligada a dejar de operar como entidad financiera. Y no sólo eso, ya que apuntan que también “hay riesgo contingente por eventuales litigios promovidos por los usuarios de la información financiera, inversores, acreedores y clientes”, lo que puede acarrear muchos procesos judiciales y tener que afrontar indemnizaciones en el futuro.