A diferencia de la semana pasada, cuando escribí anunciando la posible caída de precio del bono alemán, cuestión sobre la que tenía, y tengo, elevada convicción y que al menos por ahora se está cumpliendo, el nivel de certidumbre del caso de hoy es menor. Las bolsas europeas todavía se están moviendo por factores excesivamente artificiales, lo que dificulta los pronósticos. También los bonos, pensarán ustedes recordando las compras de Draghi y su QE, pero los excesos de la renta fija no creo que los hayamos visto todavía en la variable. Y dado que mayo es un mes muy presente en mitos y teorías bursátiles, desde el famoso dicho “sell in May and go away” hasta el propio Sell in May Indicator, considero que es un buen momento para reflexionar sobre dónde estamos y cómo movernos en este entorno y lo analizaré desde la perspectiva del inversor.
Dónde estamos en las bolsas de los países desarrollados
Tanto la bolsa española como la media de las europeas ofrecen un balance negativo durante el recién finalizado mes de abril. Caídas de algo más del 5% desde los máximos anuales alcanzados en la primera parte del mes. Tras subidas de doble dígito desde principio de año en las bolsas europeas y en Japón, hay algo de cansancio en los flujos compradores de los inversores. En EEUU, por el contrario, el balance es casi plano al cierre de abril, pero quien ha invertido en ese mercado sin cubrir la divisa acumula un +8% de regalo por la apreciación del dólar versus el euro.
Quien lleva un año con elevado peso de bolsa
Así las cosas, se hace difícil no plantearse recoger algo las velas de la cartera a la espera del momento de volver a largar trapo, manteniendo el lenguaje marinero, cuando las cotizaciones recorten. Es cierto que, pese a los estímulos monetarios, las bolsas europeas se muestran muy ajustadas en sus valoraciones e incluso algo caras, y será la evolución de los resultados empresariales la que determine si estamos ante una foto puntual que será alterada, para bien, por la pujanza empresarial, o ante un escenario de sobrevaloración. Difícil dicotomía. Recuerdo que muchos pensaban en 2012 que la renta variable americana no podía seguir subiendo ya que el recalentamiento del mercado era evidente y, luego, los favorables resultados empresariales impulsaron dos años más de alzas en las cotizaciones.
Teniendo todo ello en cuenta, creo que aquel inversor que acertó comenzando el año 2015 con cierto peso de renta variable en su cartera, debería aprovechar el fulgurante comienzo de éste y consolidar, bien reduciendo la inversión directa en acciones o bien porque el gestor del propio fondo ejecute esta estrategia, parte de sus ganancias, con la intención de volver a incrementar el peso, sobre todo de acciones europeas, cuando la corrección profundice. Aún queda más de la mitad del ejercicio y muchas cosas por suceder de las que habrá, siempre es así, buenas, malas y regulares.
Aquél que no tiene renta variable en cartera y está esperando la corrección para entrar
Esta situación ha ocasionado sinsabores a muchos inversores. Esperando a que lleguen los recortes en las cotizaciones, el mercado ha corrido mucho y la liquidez ociosa ha seguido quemando en las manos. Mi recomendación para el que esté en una situación de este tipo es sencilla: distribuir en el tiempo los momentos de entrada en renta variable. Es una forma de reducir la probabilidad de comprar en los picos de mercado. Además, con paciencia y disciplina, esta técnica puede permitir crear poco a poco una cartera de inversión en renta variable, acciones o fondos de bolsa, que, eligiendo de manera adecuado con el debido asesoramiento, nos incorpore de manera eficiente a la probable continuación de la tendencia alcista de la renta variable.
Quien no soporta el riesgo
El que no tiene bolsa porque su elevado grado de aversión al riesgo no se lo permite, debe seguir manteniéndose al margen de los mercados de acciones. Si el cansancio causado por no recibir rentabilidad por su dinero llega a ser insoportable, puede considerar alternativas que, incurriendo en un riesgo bastante acotado, permiten añadir algún punto de rentabilidad manteniendo, como digo, un enfoque conservador. No me estoy refiriendo a los fondos mixtos tradicionales, sino a vehículos de inversión cuya estructura prefijada ex ante o cuya flexibilidad y consistencia gestora ex post, facilitan una elevada probabilidad de no incurrir en pérdidas en caso de llegar situaciones de mercado verdaderamente adversas.
Para el que no pueda permitirse siquiera ese bajo nivel de volatilidad, asumir el coste de la seguridad en forma de ausencia de retorno es muy saludable y le permitirá mantener su capacidad de inversión en renta fija para cuando la situación de ésta se normalice (hoy, como sabemos, todavía inmersa en plena burbuja). Eso sí, esta estrategia le facilitará el no perder dinero mientras los tipos de interés negativos no lleguen a los depósitos españoles y siempre que la inflación se mantenga en el entorno del cero como ahora.
Conclusión optimista con matices
Como escribía hace unos meses en este blog analizando el posible comportamiento de cada activo en 2015 (http://www.expansion.com/blogs/mercados-transparencias/2014/12/29/invertir-en-2015-10-preguntas-y.html), creo que la renta variable, y dentro de ésta la europea, va a seguir siendo el activo en el que hay que estar este año, pero siempre que:
- sepamos graduar, vía compraventas o mediante derivados, la exposición a él,
- nos alejemos de manera explícita de los índices para evitar los riesgos del mercado en su totalidad,
- y utilicemos para ello una buena selección de valores (hay magníficos fondos y sicav que la ofrecen) que cuenten con suficiente margen de seguridad y capacidad de apreciación por la infravaloración de su cotización respecto a su precio objetivo; la ya comenzada temporada de publicación de resultados del primer trimestre está apoyando esta estrategia.
Último aviso para navegantes: no olvidemos la bolsa española y, especialmente, de nuevo aquí, la que pesa menos en el índice. El riesgo político, parámetro fundamental para el incremento de las compras por parte de inversores no residentes, parece que, afortunadamente, se difumina. Feliz semana.