De qué mantenerse alejado en agosto

La volatilidad no ha visitado por ahora a los mercados financieros en este verano tan especial todavía arrastrando la pandemia pero con signos inequívocos de normalización, al menos en Occidente. La menor liquidez de agosto acostumbra a ser fuente de violentos movimientos al alza y, sobre todo, a la baja por falta de demanda inversora. En todo caso, por ahora,  reina la calma  a pesar de China y de sus volubles políticos. Lo que suceda en las próximas semanas en los mercados de acciones y de bonos debería seguir un curso similar si bien, como sabemos, nadie lo puede asegurar. De lo que sí estoy convencido es de los activos financieros que me parecen altamente desaconsejables para comprar durante este mes de agosto. Alguno de ellos, a evitar para mucho más tiempo. Pero veamos.

Los bonos soberanos europeos y estadounidenses

Las dudas sobre la fuerza del crecimiento de la economía global en el corto plazo debido a las nuevas variantes del virus Covid han traído otra vez el dinero a la Deuda de mayor calidad, con los bonos soberanos europeos y americanos a la cabeza. Se están alcanzando de nuevo niveles récord de los últimos meses de rentabilidad (por baja) y de precio (por alto). Por ello, el que compre ahora un bono del Estado español o del Tesoro americano tiene una probabilidad mucho más alta de perder dinero que de ganarlo. Mantenerse alejado de este tipo de activo  hasta que la curva de tipos de interés se desplace  para arriba lo que, aunque no mucho, acabará haciendo, es la mejor postura inversora.

Los fondos de inversión a vencimiento o con objetivo de rentabilidad

Muy ligada a lo anterior está la inversión del antetítulo que en España ha tenido mucho auge en pasados trimestres. Actualmente, el bajísimo nivel de rentabilidad que ofrecen no solo los bonos públicos sino también los privados (spreads  o diferenciales de crédito en torno a mínimos históricos) hace que sea muy desaconsejable embarcarse en nuevas inversiones creadas en esta línea y pensadas para asegurarse una TIR o rentabilidad mínima a futuro que hoy, con la excepción de algunas clases de bonos – el oasis de rentabilidad de la renta fija asiática especialmente – es  incoherente con un objetivo de mínimo retorno. Y ello por mucho que la inversión en estos vehículos sea tan del gusto de muchos distribuidores, bancos sobre todo, para sus campañas.

Los productos estructurados

Si sumamos a lo expuesto más arriba los bajos niveles de volatilidad en los mercados de renta variable, para aquél que se dedica a originar productos estructurados el resultado no puede ser más desalentador. No hay de dónde  «rascar»  rentabilidad y la creación de estructuras ligadas a índices bursátiles pierde buena parte de su eventual atractivo, especialmente las basadas en venta de volatilidad que en los últimos años han sido las más frecuentes. No soy especialmente favorable a esta categoría de productos pero tampoco contrario per se. Los estructurados  pueden facilitar escenarios de certeza en momentos de incertidumbre  lo que en determinadas circunstancias puede ser de gran ayuda para ciertos inversores. No obstante, en la actualidad no parece que estemos en una situación propicia para estos planteamientos.

Las criptomonedas

Me he pronunciado en diversas entradas en este blog sobre este tipo de activo financiero si así se le puede considerar. El Bitcoin y otras criptomonedas no tienen valor intrínseco como tampoco lo tienen las divisas oficiales de los países. Sin embargo, éstas, el Dólar o el Euro por ejemplo, cuentan con un  valor fiduciario  basado en la confianza y beneplácito de la sociedad en su utilidad para la compraventa de bienes y las  cripto  carecen de tal valor fiduciario. El hecho de que las criptomonedas no sean aceptadas para el pago de impuestos (el mayor número de transacciones en el mundo están ligadas a éstos) las relega a un uso secundario y, por mucho que intenten vender ciertos intermediarios, no sirven como reserva de valor.

Recientemente, los analistas de Banca March recordaban el pronunciamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) que ha advertido de nuevo de los graves riesgos del uso de las criptomonedas, asegurando que suponen una amenaza para la estabilidad económica y financiera. Recordaba el FMI la aceptación de pagos en Bitcoins por parte de  El Salvador  recalcando los riesgos de inestabilidad de precios, el uso delictivo de esta clase de activos, la pérdida de eficacia de la política monetaria y el elevado riesgo de tipo de cambio. Lo que les faltaba a los salvadoreños, añado.

Asesórense bien, sean prudentes y pasen un feliz mes de agosto.

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