¿Consolido plusvalías en dólar?

Cuando en el verano de 2012 el euro se tambaleaba, Mario Draghi, Presidente del Banco Central Europeo (BCE), dijo: “haré todo lo necesario para sostener el euro y, créanme, eso será suficiente”. En ese momento, nadie pensó que una de las consecuencias de ese compromiso iba a ser el hundimiento de la cotización de la propia divisa europea.

 

Diferente compás en el ritmo económico

 

Mientras la economía de EEUU consolida su crecimiento por encima del 3%, la europea todavía plantea dudas sobre la definitiva superación de la crisis y busca maneras para evitar (algunos preferirían forzar) la salida de alguno de sus miembros (Grecia, el mejor posicionado). Y todo esto rodeados de montañas de deuda y con una desunión política que dificulta la toma de decisiones basada en el interés común del crecimiento conjunto de todos los países que tienen el euro como divisa.

Así las cosas, el BCE, erigido como salvador de la Eurozona, ha debido imprimir un ritmo que permita evitar el desastre y que consiste en llevar los tipos a cero, la curva de rentabilidades a terreno negativo y, desde este mes de marzo, también en efectuar inyecciones masivas de dinero en el sistema destinadas a comprar renta fija (soberana y privada). La Reserva Federal (FED), por el contrario, estudia cómo dejar definitivamente atrás sus políticas monetarias laxas y comenzar a encarecer el precio del dinero ante la fortaleza de su mercado de trabajo cercano al pleno empleo. Sólo la debilidad en el crecimiento de los salarios y los vacilantes datos de inflación frenan a la FED a subir tipos. Esta dicotomía es la que descuenta el mercado y hace aumentar la fortaleza del dólar, a la vez que hunde la cotización del euro.

 

¿Cuánto durará la tendencia de dólar apreciándose y euro depreciándose?

 

Hace unos meses, nadie en el mundo del análisis predecía que el fenómeno descrito iba a adquirir la velocidad que ha tomado. Una caída tan fulgurante del euro del entorno del 30% desde sus máximos más recientes de hace un año es algo tan inesperado que ha obligado, sigue haciéndolo de hecho, a cambiar las previsiones del último mes realizadas por los especialistas en divisa pues éstas se habían quedado obsoletas por la rapidez del movimiento. ¿Sobrerreacción? Probablemente. ¿Posible reversión? Hace unas semanas así lo estimaban varios analistas que veían una vuelta atrás del dólar para retomar de nuevo más adelante su tendencia alcista. Pero hoy, cerca ya de la paridad, esos mismos analistas dudan de esa posibilidad y ven al euro en caída libre perforando soportes.

Analizando las causas citadas más arriba de la tendencia alcista USD vs. EUR, podemos también apreciar sus posibles frenos: datos favorables de la economía europea que puedan hacer moderar las medidas monetarias expansivas, confirmación del movimiento de subida de tipos en EEUU y cuantificación de su magnitud, desplazamiento al alza de la curva de rentabilidades de los bonos europeos que haga a éstos más atractivos para los inversores o que, simplemente, la FED perciba un deterioro del PIB de EEUU por la pérdida de competitividad experimentada por su economía debido a la excesiva apreciación de su divisa y decida obstaculizar ésta y revertirla. Los americanos siempre han sabido como nadie manejar el tempo de su divisa. Hasta entonces, el mercado, como siempre, es soberano y el euro caerá hasta donde él determine.

Indicaba hace unos días José Luis Martínez Campuzano, jefe de estrategia de Citi, cómo sus analistas cuantitativos calculaban un tipo de cambio de equilibrio bilateral de las monedas que tenía en cuenta la relación de precios, la posición financiera exterior y la solidez de las exportaciones, y según su resultado el USD podría estar sobrevalorado cerca del 30% respecto al EUR. En la misma línea se mueve el menos científico índice Big Mac que calcula la revista The Economist y que compara el precio de una hamburguesa en los diferentes establecimientos del mundo (apoyándose en la teoría de la paridad del poder adquisitivo) para saber si una divisa se encuentra a su nivel “correcto” frente al dólar.

 

El dólar ha sido una de las mejores inversiones en el último año

 

Lo ha sido para quienes razonamos en euros. Y para aquéllos que acertaron comprando USD en los últimos años. Un inversor que comprara 100 dólares en la primavera de 2014 (en mínimos de los últimos 4 años) gastándose para ello 72 euros, hoy, menos de un año más tarde, tiene ya casi 95 euros. Pero, eso sí, sólo si cambia los dólares. Ahí está el dilema de muchos inversores, en si realizar la plusvalía latente que acumulan por la tenencia de la divisa extranjera o mantenerla con la esperanza de que, conforme pase el tiempo, cada vez valga más al convertirla a euros.

Creo que, como tantas veces en el mundo de la inversión, el acierto se encuentra en regular los movimientos: evitar salir de una sola vez de una inversión que nos reporta ganancias manteniendo en cartera parte de ella con objeto de seguir aprovechándonos de la tendencia favorable si ésta se mantiene en el futuro. En caso contrario, habremos hecho caja en un buen momento con parte de lo invertido y podremos volver a adquirirla más adelante si buscamos la casi siempre saludable diversificación en divisas. No olvidemos que una divisa distinta a la nuestra es un activo de riesgo, como la renta variable o las materias primas, y que nadie compra siempre en mínimos y vende en máximos. A veces, la fortaleza de las tendencias nos lleva a olvidarlo.

 

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