2021: ¿el año de los bancos?

Después del felizmente superado 2020, tan singular y arduo en todos los ámbitos de la vida incluidos los mercados financieros, ha llegado un 2021 en el que los bancos centrales van a volver a ser una de las piezas fundamentales para el todavía incierto entorno económico. Sus  estímulos monetarios, coordinados y prácticamente ilimitados, van a mantenerse con objeto de ayudar a que el ejercicio que acaba de comenzar sea el de la recuperación de la economía y, a mi juicio, con ella el de la vuelta del protagonismo, para bien, de los bancos en Bolsa.

Desolador año 2020 para las cotizaciones del sector

Las caídas de los índices sectoriales de financieras, tanto en Europa como en España, se han situado en torno al -25%. En nuestro país, el  peor comportamiento del mercado continuo  lo ha tenido un banco (Sabadell) que ha descendido un -66%. Todo ello ha llevado a muchos valores bancarios a precios de derribo incoherentes con sus balances y cuentas de resultados, presentes y esperadas, e incongruentes para el entorno de recuperación económica que prevemos para el presente 2021 y que debería prolongarse en 2022.

Resultados afectados por la pandemia…

Lo anterior se debe en gran medida a que los beneficios se han visto fuertemente afectados por la pandemia del Covid-19, con un deterioro importante de la cuenta de resultados en todas sus líneas, no sólo por el entorno de tipos bajos, sino también por la  dotación de provisiones  extraordinarias derivadas del deterioro macroeconómico.

En España la  morosidad  sigue bajo control con una tasa ligeramente superior al 4,5% (cifra provisional del Banco de España al cierre del tercer trimestre de 2020). Pero es evidente que ese dato va a empeorar debido a las mayores restricciones por la intensificación de la pandemia, aunque, por otra parte, el efecto de incremento de la confianza por la generalización en la distribución y aplicación de vacunas debería de aminorar ese negativo efecto.

…que deberían de recuperar en 2021

El mencionado aumento de la morosidad debería de verse frenado parcialmente por la apuntada progresiva mejora de la economía que ayudará a muchas familias y empresas a seguir atendiendo sus pagos. Las elevadas provisiones realizadas por la mayoría de entidades en la segunda parte de 2020 contribuirán también a frenar el golpe. La  recuperación del consumo  (mayor uso de medios de pago) unida a la prevista estabilidad de los mercados  (no sólo por el precio de sus acciones cotizadas, también por la generación de comisiones vía fondos de inversión) son también factores que impulsarán el crecimiento de los beneficios del sector bancario. Finalmente, es obligado recordar que las denominadas  TLTRO, operaciones especiales de liquidez por parte del BCE para los bancos, van a incrementarse en condiciones algo más ventajosas para éstos y les permitirán ganar dinero simplemente por tomar prestado (siempre que luego cumplan determinadas condiciones de financiación de la economía real).

Todo lo anterior no quita el temor del sector sobre el deterioro que pueden sufrir los balances una vez se eliminen las moratorias y garantías públicas relacionadas con la crisis sanitaria. De ahí que la  evolución de la regulación actual, implementada tras la crisis financiera pos-Lehman y especialmente estricta con los ratios de capital de la banca, sea un factor especialmente relevante a la hora de asegurar la buena marcha en mercado de las acciones bancarias.

El positivo retorno del dividendo

Aunque la obligada prudencia por los todavía desconocidos efectos económicos finales de la pandemia le llevara a quedarse lejos de lo que esperaba el mercado, el Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) acordó el pasado diciembre levantar el veto a los dividendos de los bancos. Eso sí, recomendando (o sea, imponiendo) que  no distribuyan más del 15%  de las ganancias acumuladas en 2019-2020 o no sobrepasen 0,20 puntos de la ratio de capital CET 1 (principal medida de fortaleza financiera usada por el regulador bancario). Esto es especialmente relevante para la banca española que está a la cola de las entidades europeas en cuanto a niveles de capital.

En septiembre de 2021 se revisarán los citados límites y el mercado, apoyándose en el favorable avance económico, puede descontar una mayor flexibilización por parte del BCE y ello reflejarse en un alza de las cotizaciones de los bancos.

Vuelven las fusiones

Las uniones de CaixaBank y Bankia, por un lado, y de Unicaja y Liberbank, por otro, no van a ser las últimas que presenciemos en el sector financiero español. Algún grande como  Sabadell  y alguno más pequeño como  Kutxa o Ibercaja  tendrán que mover ficha. No se trata tanto de ganar cuota de mercado como de recortar costes y avanzar en la transformación digital, además de generar una protección añadida contra el aumento de la mora gracias al mayor tamaño conseguido y la potencial mejora de ratios de capital.

También en  otras zonas de Europa  existen candidatos proclives a movimientos corporativos como Deutsche Bank y Commerzbank en Alemania, UBS y Credit Suisse en Suiza, así como varios bancos italianos (Popolare di Milano, BPER Banca, etc.), por citar algunos de los principales.

Conclusión inversora favorable

Es innegable que el sector bancario estaba en transformación ya antes de la pandemia y que ésta ha acelerado ese proceso. Las dificultades de los bancos para mejorar sus márgenes de intermediación debidas a la política de tipos de interés al 0% del BCE son también irrefutables. Con todo, la actuación de la autoridad monetaria  ha anulado cualquier sospecha de quiebra  del sistema financiero a pesar de la profundidad de la recesión y, además, el tan aireado por muchos movimiento hacia un nuevo modelo  generalizado de interlocución financiera (fintech) todavía se vislumbra lejano.

Por lo anterior y por el resto de argumentos expuestos en esta columna, creo que las  potenciales oportunidades que nos brinda el sector bancario son en estos momentos una realidad para la inversión.

Asesórense bien y sean prudentes.

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