¿Volverá el crédito tras los test de estrés?

El Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA) acaban de difundir los resultados de los test de estrés realizados a la banca europea. Los bancos españoles, con escasas excepciones, han pasado la prueba con buena nota. Solo faltaba que suspendieran tras los más de 100.000 millones de euros de ayudas, pensarán muchos y con razón.

 

No quiero entrar aquí en las ligerezas y debilidades de estos exámenes como canon para juzgar la solvencia real de una entidad financiera. Sólo recordar, como ejemplo, que la exposición al sector inmobiliario es uno de los parámetros de análisis seguidos y el tratamiento de ésta todavía dista mucho de ser transparente y riguroso en el balance de la mayoría de nuestros bancos.

 

El lado bueno de los resultados para la banca española

 

Como soy de natural optimista, prefiero dejar de lado el método seguido por el examinador, ver el lado bueno del aprobado y centrarme en algunas de las consecuencias favorables de los resultados del análisis:

 

  • El hecho de que los bancos españoles no deban, al menos en el corto plazo, ampliar capital para reforzar sus fondos propios, es una buenísima noticia para sus cotizaciones en bolsa: menor número de acciones siempre significa más beneficio a repartir entre las ya existentes.
  • La capacidad de nuestra banca para repartir dividendo se mantiene y debería también impulsar sus precios en bolsa, máxime en un momento en el que el mercado otorga especial relevancia al dividendo ante la situación de tipos de interés ultra bajos y la falta de alternativas de inversión en la renta fija.
  • La salud del sector financiero es la fuente de riesgo sistémico por excelencia y, por ello, el reconocimiento de su buen estado favorecerá el incremento de la confianza en el propio sistema y en los mercados financieros, tanto de acciones como de bonos.

 

La economía real española debe por fin beneficiarse

 

No solo el tejido financiero y los mercados pueden beneficiarse de los buenos resultados de las pruebas de resistencia europeas, también nuestra economía real debe hacerlo. El motivo es evidente: el reconocimiento del equilibrio de balance de las entidades financieras españolas debería facilitar su actividad prestamista y, por tanto, impulsar la función de intermediación de la banca y la circulación del dinero.

 

Una progresiva normalización de esta actividad ayudará también a mejorar la generación de ingresos por parte de los bancos, hará crecer sus cuentas de resultados y realimentará favorablemente su nivel de solvencia. El umbral que determina la concesión o no de un crédito tenderá a relajarse, pudiendo acceder a financiación particulares y empresas a los que hasta ahora no se les abría la puerta de la sucursal. No se trata de dar crédito fácil, sino de normalizar la gestión de su concesión.

 

Conclusión optimista para el crecimiento

 

Estamos ante una de las claves del momento actual de nuestra economía: la lenta pero progresiva recuperación del crecimiento del PIB español debe apuntalarse gracias a la vuelta del crédito a la economía real. Si esto sucede, podremos ver cómo:

 

  • el desajuste existente entre la economía real y la financiera va reduciéndose,
  • las inyecciones de dinero y medidas de expansión monetaria del BCE comienzan a tener efecto en el crecimiento,
  • se aleja el fantasma de una nueva recesión pues el ciclo de recuperación económica en Europa continúa.

 

Se trata de que los bancos vuelvan a hacer su trabajo y así, con un poco de suerte, después del lentísimo proceso de concentración de nuestra banca, de la chapucera creación del banco malo llamado Sareb y de la constatación de los abusos por parte de los directivos de las antiguas cajas, los ciudadanos españoles podremos por fin ver los frutos del dinero público gastado/invertido en nuestro sector financiero.

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