¿Cuándo comenzará a caer la Bolsa?

Llegará un momento en que la Bolsa corregirá con fuerza. No sabemos cuándo. Pero lo hará. Comenzará por la Bolsa estadounidense y ésta contagiará al resto. El detonante de esa situación lo desconocemos. Existen riesgos, como más adelante expondré, pero no hay certidumbre sobre la causa que podría originar una caída de la renta variable cuyos principales indicadores han alcanzado máximos históricos en varias zonas del mundo (EEUU a la cabeza). ¿Realmente no hay nada que pueda ayudar a adelantarse a tal evento?

Por qué SAN amplía 7.000MM y sube en Bolsa

Cuando una empresa amplía su capital aumenta el número de acciones en circulación, lo que hace que disminuya el valor contable de cada título (la compañía, en principio, vale lo mismo pero se divide entre más títulos). Se trata del efecto dilución, que acostumbra a provocar caídas en el precio en Bolsa del valor cotizado. Esto no ha sucedido en absoluto en el caso de la cotización del Banco Santander, que comenzó el pasado jueves una ampliación de 7.072 millones de euros para reforzar los recursos propios por la adquisición del 100% del Banco Popular (sobre los detalles de la operación recomiendo leer este artículo en Expansión.com). ¿A qué se debe este buen comportamiento?

¡Cuánto nos cuesta ser objetivos!

¿De dónde vienen nuestra opiniones? ¿Cómo se forman? Tendemos a pensar que vienen de un análisis de hechos o de conceptos.  Pensamos que el ser humano es un ser racional que procesa la información y llega a una conclusión razonable, lógica y ecuánime. Y  es así …. salvo que la conclusión no nos guste. 

Small Caps, ¿siguen siendo una oportunidad?

El comportamiento en términos de índice del segmento small caps respecto a large caps ha sido especialmente favorable al primero. Desde mayo 2007 hasta mayo 2017 el relativo de un segmento respecto al otro es del +22%. Cifras nada abultadas en comparación con su comportamiento histórico o con la fase del ciclo económico en la que nos encontramos.

Buen 1S-17, ¿cómo será el 2S?

Muchos recordarán el recién finalizado primer semestre de 2017 como el de la desaparición de Banco Popular. Insólito y triste episodio que acerca a nuestro sistema financiero al final de su reestructuración tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Los mercados, por su lado, han acabado junio dando menos de lo que podría parecer si uno echa un vistazo rápido a la evolución de los índices: la rentabilidad ha ido por barrios y hay claros perdedores y ganadores. En el semestre que ahora comienza no deberían cambiar mucho las cosas: bolsas dando más que quitando y bonos con rentabilidades mínimas y elevado riesgo de precio.

Por qué China ha cambiado el mundo (y los mercados)

Todo va excesivamente deprisa y la economía no es una excepción. De ahí que no paremos lo suficiente a reflexionar sobre el porqué de la situación económica en que el mundo se encuentra en la actualidad. A mi juicio, gran parte de la bonanza que nos rodea se la debemos a la evolución de China. En Estados Unidos, si el alza de la economía supera el verano del 2019, estaremos ante un nuevo récord de ciclo expansivo. El comunismo soporta el capitalismo, como ya he escrito alguna vez en este blog.

Por qué la FED irá despacio (y lo bien que vendrá)

El ciclo expansivo de la economía estadounidense que va para 8 años podría estar llegando a su máximo. Se trata del debate de mayor trascendencia para la economía mundial y los mercados financieros. La Reserva Federal (FED) volvió a subir los tipos de interés la pasada semana (subida a un rango de 1,00 – 1,25%) y confirmó su intención de reducir el tamaño de su balance. Desde que comenzara a cambiar la tendencia de sus tipos de intervención hace un año y medio, la actuación de la FED ha estado caracterizada por la prudencia, a veces probablemente excesiva. Sin embargo, sabemos bien en Europa que en esta materia mejor pecar por exceso de cautela que por defecto, pues no olvidamos a Trichet y a su intempestiva subida de tipos en la primavera de 2011 que ayudó a sumir a Europa en la recesión. De nuevo, ahora, nos estamos jugando mucho.

Invertir con sentido común: las grandes ideas de largo plazo

Las grandes tendencias de la humanidad son también grandes ideas de inversión. Las ideas de inversión a largo plazo (long term invesments – LTI – en la denominación de UBS) son probablemente una de las materias financieras que más llaman la atención a inversores y gestores. Se trata de dinámicas de crecimiento estructural que vertebran el avance de la humanidad en muchos campos.

EMERGENTES, sí, pero con criterio

Los mercados emergentes son siempre la eterna promesa de una buena inversión. Está afirmación siempre se basa en una realidad demográfica mucho más atractiva, expansiva y joven de estos países comparados con el mundo desarrollado. Sin embargo, a pesar de la rápida adopción de la tecnología por las sociedades en vías de desarrollo, los cambios estructurales son mucho más lentos, convirtiendo las apuestas de inversión en inversiones de muy largo plazo, sazonadas con fuertes vaivenes en los mercados por múltiples factores como la evolución de las materias primas o del crecimiento Chino. En este artículo desgranamos los elementos esenciales que explicarán el crecimiento diferencial de estas economías y el porqué de nuestra apuesta.

Y llegó el coco (SAN) y se lo comió (POP)

El coco es el Banco Santander. Y lo comido es el Banco Popular, claro. El coco en finanzas se denomina “CoCo” o bono contingente convertible, que es una emisión híbrida con características de deuda perpetua (pagan un interés al inversor) y capital (tienen capacidad de absorción de pérdidas). Popular, forzado por la necesidad de reforzar sus fondos propios consumidos por las pérdidas y provisiones arrastradas desde el estallido de la burbuja, había emitido CoCos en dos ocasiones: 750 millones de euros en febrero de 2015 pagando un interés del 8,25% y otros 500 millones en octubre 2013 con cupón del 11,5%. Un high yield en toda regla, vamos. Ambas emisiones debían pagar cupón este julio próximo y el mercado descontaba que era muy probable que no lo hicieran (poco antes de la intervención, esos bonos cotizaban por debajo del 50% de la par). Habría sido un default en toda regla con la consecuencia automática del cierre de las pocas vías de financiación que le quedaban a un agónico Banco Popular.