El inversor ante el separatismo catalán

El primer gran perjudicado del movimiento separatista no es otro que la propia Cataluña y sus ciudadanos. Hace tiempo que comenzó la salida de empresas del territorio catalán como bien relata Enpansión.com, éxodo silenciado por sus gobernantes y que ahora se ha hecho masivo. Las consecuencias en empleo y creación de riqueza no son todavía cuantificables, pero su negativo efecto económico para la vida de los catalanes es evidente. Luego están los efectos colaterales de la crisis que son muchos, por lo que es necesario reconsiderar la postura de un inversor en los mercados financieros ante estos convulsos acontecimientos que estamos presenciando y los que todavía quedan por llegar en un camino que será largo y accidentado.

Primeras consecuencias

Las primeras consecuencias financieras con las que nos enfrentamos son:

– Tensión en la prima de riesgo de España: bajadas en el precio de los bonos españoles, especialmente de los soberanos. Una segunda derivada de estas caídas la encontraremos en el descenso del valor liquidativo de muchos fondos de inversión de renta fija española y, sobre todo, garantizados con vencimientos largos.

Recortes en las cotizaciones de la mayoría de empresas de la Bolsa española que se acentúan en los bancos.

Volatilidad generalizada en los mercados domésticos y riesgo de contagio a Europa.

Desarrollo de los acontecimientos

El incremento de la tensión puede durar varios días o semanas, hasta que se produzca un giro traumático en el devenir de los acontecimientos por la toma de control del gobierno autonómico por parte del gobierno de la Nación y, eventualmente, una convocatoria de elecciones autonómicas. Asigno, pues, una bajísima probabilidad a una hipotética secesión real de Cataluña.

Estrategia de inversión

En línea con nuestro escenario central, la estrategia recomendada para el inversor que tiene posiciones con riesgo bolsa se basa en:

  • No ponerse nervioso y confiar en la progresiva dilución de los efectos de esta crisis.
  • Mantener las posiciones y utilizar coberturas parciales si la volatilidad es demasiado alta para el inversor.
  • Llegado el caso y en función de la aversión al riesgo de cada uno, aprovechar oportunidades para entrar en algún valor de la Bolsa española o en un fondo índice o, todavía más práctico por su mayor eficacia y menor riesgo, tener en cartera fondos de Bolsa española y europea cuyos gestores acostumbren a sacar beneficios de los momentos de estrés del mercado mediante compras selectivas.

El fantasma del Popular flotaba en el ambiente

La causa principal de la acertada decisión de cambio sede de las dos principales entidades bancarias catalanas, Caixabank y Banco Sabadell, radica en la salida de depósitos y la pérdida de clientes provocadas por la crisis separatista. El fantasma del reciente hundimiento y desaparición del Banco Popular flotaba en el ambiente de los directivos de bancos catalanes. La caída del Popular se vio acelerada por la salida masiva de depósitos ante las dudas, exageradas por muchos en un primer momento, sobre su solvencia. Se creó así un efecto de bola de nieve con el desgraciado final que ya conocemos todos, especialmente los accionistas del extinto banco.

La lección del Popular ha sido concluyente, tanto como para vencer la tibieza de los directivos de Caixabank ante el fenómeno separatista. Creo que el Sabadell lo tenía muy claro desde hace tiempo y, de hecho, su Consejo ya contaba con la facultad de trasladar su domicilio social ·sin pasar por la junta general, velando así por el interés de sus clientes y en línea con el enfoque cada vez más internacional de su negocio .

El final de la crisis

Nadie sabe cuándo ni cómo puede acabar esta crisis. Sus bases van más allá de un fenómeno económico, social o político de carácter puntual. El trasfondo del movimiento separatista es muy complejo y la reconducción de las tensiones que está provocando llevará mucho tiempo. Pero no me cabe duda de que las fracturas se recompondrán. El ancla que supone la pertenencia de España a la Unión Europea y el compromiso de ésta con sus Estados miembros para evitar situaciones como la catalana, define la realidad española como algo que no puede ser cambiado por un grupo de políticos cuyo mayor interés es su propia supervivencia.

Podríamos estar ante la segunda Transición de nuestro país como contaba Juanma Lamet en este recomendable artículo de Expansión.com. Los resultados finales de la primera, fueron buenos. Esperemos que, esta vez, se imponga de nuevo la capacidad de gestión y acabe sucediendo lo mismo, restaurándose la normalidad política y social y, con ellas, la económica y financiera.