¿Hundirá el treasury a las bolsas?

Las expectativas del mercado respecto a la inflación en Estados Unidos a lo largo de los dos próximos años han alcanzado su nivel más alto en una década (+2,64%). El dato del índice de precios a la producción (IPP) de enero en EEUU subió un +1,2% en el mes, frente a una previsión del 0,4%, intensificando así las preocupaciones de incremento de la inflación. Por ello, la  rentabilidad exigida al bono a 10 años estadounidense alcanzaba el 1,55%  a lo largo de la semana y, aunque la referencia sigue por debajo de los niveles que marcaba hace ahora un año, sirvió de excusa al mercado para la toma de beneficios.

Las Bolsas caen desde mediados de febrero

A pesar de que las recientes palabras del Presidente de la Reserva Federal (Powell no ve riesgos de inflación y mantendrá los estímulos monetarios) tranquilizaron algo a los mercados de acciones, no faltan analistas que consideran que las subidas generalizadas en las curvas de tipos de interés llevan  inexorablemente a las Bolsas a una fuerte corrección  debido también a la sobrevaloración que acumulan algunos sectores (grandes tecnológicas a la cabeza).

El hecho de que la renta fija pueda recobrar su atractivo inversor al ofrecer tipos más altos y el argumento de que las valoraciones de precios objetivo de muchas compañías cotizadas se verán penalizadas por descontar sus beneficios futuros a una tasa superior a la actual, son  razones para que las Bolsas reaccionen con caídas  y queden a la expectativa de la actuación de los bancos centrales y de la recuperación de los resultados empresariales durante 2021.

¿Qué va a pasar con la inflación?

Coincido con la visión de la gestora  BlackRock  sobre lo que denominan el  “nuevo nominal”  que apunta a una respuesta más moderada de la rentabilidad de los bonos a la subida de la inflación que en el pasado. De hecho, un aumento del 1% en las tasas de inflación implícita a 10 años en EEUU ha producido por lo general un aumento del 0,9% en la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años desde 1998 de acuerdo con los cálculos de la citada gestora. Sin embargo, desde marzo de 2020 la inflación implícita ha aumentado un 1,2% y  ¡la rentabilidad nominal solo lo ha hecho un 0,5%. Como resultado, la rentabilidad ajustada a la inflación, o rentabilidad real, ha caído aún más en terreno negativo.

Lo anterior se apoya en una visión del repunte de la inflación como  algo temporal  ya que, como estima el  research de UBS, buena parte del aumento de precios a corto plazo refleja este año desfases atípicos entre la oferta y la demanda debido a la esperada superación de la pandemia en las economías de los países desarrollados y esta situación debería desaparecer al normalizarse la actividad económica.

¿Y con las Bolsas? 

Una mayor inflación contribuirá a una volatilidad más alta en los próximos meses pero no creo que esto suponga una amenaza para mantener la visión de un favorable año bursátil en las Bolsas. Considero el fenómeno descrito (inflación – subida de tipos – caída de las cotizaciones) como una  oportunidad para los inversores que quieran reposicionar  parte de la cartera en grandes tendencias, en  small y medium caps  estadounidenses y europeas y en mercados de crecimiento diferencial (Asia y especialmente China, tanto en bonos como en acciones), sin olvidar para los más atrevidos algunos sectores y mercados especialmente penalizados (banca e Ibex).

Asesórense bien y sean prudentes.

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