¿Por qué Santander baja el dividendo y amplía capital?

La reducción del dividendo de Banco Santander no debería de habernos cogido por sorpresa. El sector bancario español está todavía en fase de superación de los gravísimos problemas de solvencia causados por el estallido de la burbuja inmobiliaria en España y agravados por la crisis financiera internacional. Banco Santander, pese a su tamaño y su prestigio internacional, no ha podido mantenerse ajeno a este deterioro que, como digo, todavía no ha sido borrado del balance de nuestros bancos.

EEUU ya dio pistas

La restricción de obtener dividendos de su negocio estadounidense que, hace más de seis meses, estableció el supervisor bancario americano (Reserva Federal o FED), fue una buena pista de lo que se avecinaba. Santander tiene más de 10.000 millones de euros de recursos propios invertidos en EEUU de los que actualmente no recibe remuneración alguna. Esta situación proviene del suspenso que Santander Holdings USA, que agrupa al banco comercial (antiguo Sovereign) y a la financiera de consumo, obtuvo en el análisis que sobre los planes de asignación y riesgo de capital llevó a cabo la FED hace algo menos de un año.

Aunque el cambio viene de lejos

Me refiero al cambio en la política de remuneración que ya en 2009 fue modificada para implementar el dividendo en acciones (conocido como scrip dividend por su denominación en inglés) y reducir así la salida de caja, pese a la dilución que comporta para los accionistas, acrecentada ahora con la ampliación que está teniendo lugar. La trampa que para el accionista puede suponer el dividendo en especie la traté en Expansión en su momento. Esta fórmula ha permitido a buena parte de la banca española seguir pagando dividendos similares a los de años anteriores aunque sus beneficios cayesen y crear así la ficción de una buena política de remuneración a sus accionistas que impulsara, o al menos mantuviera, su nivel de cotización en bolsa, y todo ello a costa de no lograr una más efectiva recapitalización de la sociedad.

Europa puso la puntilla

Desde Bruselas se ha ayudado mucho a España con el rescate o como se quiera llamar que desde el año 2009 ha facilitado la supervivencia de la mayoría de nuestro sector bancario. Pero todo tiene un límite. Se permitió que los activos fiscales diferidos procedentes de pérdidas pasadas (Deferred Tax Asset o DTA por sus siglas en inglés), contaran como capital para el cómputo de los umbrales mínimos de solvencia en los recientes test de estrés que, aparentemente, fueron superados por la casi totalidad de nuestros bancos. Esta situación cambia con la plena aplicación de Basilea III y analistas especializados en el sector bancario indican que el Banco Central Europeo (BCE) puede estar considerando la necesidad de nuevos incrementos de capital en el sector (Commerzbank, Deutsche Bank y Credit Suisse son, entre otros, algunos de los que pueden tener que seguir a Santander según un especialista de UBS en esta materia).

A la banca le cuesta ganar dinero

En el fondo de todo está el nuevo escenario en que se mueve la economía mundial, escaso crecimiento y mucha deuda, que condiciona enormemente la obtención de beneficios por parte de la banca. Un negocio que se basa en la concesión de crédito a un tipo superior al que se paga para la obtención de fondos, tiene grandes dificultades cuando muchos de los teóricos receptores de créditos no tienen “suficiente cualificación” de solvencia y, a la vez, las diferencias entre el tipo del activo y el del pasivo tienden a ser cada vez menores por el permanente ínfimo nivel de tipos de interés en que nos movemos desde hace tiempo. En España, se esperaba mucho de la liberación de provisiones conforme se recuperara el sector inmobiliario pero me temo que, salvo algún caso concreto, poco se obtendrá por esta vía.

Concluyo con dos advertencias para navegantes de los mercados en búsqueda de dividendos y plusvalías:

 

  • Los ingentes beneficios que engordaban las cuentas de resultados de las entidades gracias a la inversión en deuda pública del dinero prestado por el BCE a casi 0%, han tocado a su fin por la situación de la curva de tipos de interés en la Eurozona (que se lo digan a las aseguradoras que ya no saben en qué invertir sus provisiones matemáticas para poder cubrir sus compromisos adquiridos).
  • No todo el sector pero sí varios bancos españoles pueden seguir pronto la estela de reducción de dividendos y ampliaciones de capital, y cabría incluso que las necesidades del propio Santander no hubieran acabado como decían en una nota los analistas de Berenberg Bank quienes, tras conocerse la reciente ampliación, cifraban en otros 5.000 millones de euros las necesidades de capital complementarias de la entidad cántabra.

 

Sean prudentes.

 

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