Los mercados tras el terror en París

Los atroces hechos acaecidos el pasado viernes en París pueden tener, al menos en el corto plazo, negativas repercusiones en los mercados financieros internacionales. No tanto por el efecto directo económico, sino más por la incertidumbre e inestabilidad que siempre conllevan estos trágicos episodios. Además, los riesgos geopolíticos, qué duda cabe, se disparan, con las potenciales respuestas militares todavía por determinar.

 

Negativo para los activos de riesgo

 

Sucesos de la dimensión de los atentados de París crean incertidumbre y dudas en los inversores que pueden traducirse en ventas y caídas en los precios de los activos de riesgo, bolsas y bonos privados. Algunos sectores ligados al turismo, como líneas áreas y ocio, pueden experimentar los mayores retrocesos. En el lado opuesto, es muy probable que veamos un movimiento de flujos de dinero que busquen protección en los activos más seguros, como el bund alemán, y en otros que en situaciones similares han actuado como refugio, como el oro y el franco suizo.

 

El Euro puede ser el más perjudicado

 

La divisa europea podría llevarse la peor parte de la situación de inestabilidad instaurada tras los atentados. Hasta que las consecuencias de lo sucedido vayan absorbiéndose y las reacciones sustanciándose, los flujos de venta de activos denominados en euros pueden provocar caídas en la cotización de la divisa europea. Éstas podrían ampliarse si, ante la desconfianza surgida, el BCE decidiera adelantar, bien en su anuncio o bien en su implementación real, algunas de las medidas de expansión monetaria que tiene en su agenda para el próximo mes de diciembre. La economía europea saldría beneficiada de estos movimientos, tanto por el plus de competitividad que para muchas de nuestras empresas supone un Euro más débil, como por los hoy favorables efectos inflacionistas que ello puede comportar.

 

La geopolítica y el aprovechamiento partidista, lo más complicado

 

El presidente francés Hollande ha calificado los ataques terroristas de «acto de guerra dirigido desde el exterior», indicando directamente al Estado Islámico como responsable de las matanzas. La ampliación de la actual coalición internacional o la implicación de la OTAN como nuevo organizador de los ataques pueden suceder en cualquier momento. La coordinación con Rusia, también atacada recientemente mediante la explosión de una bomba en un avión comercial de una aerolínea rusa, es un factor decisivo para que la guerra contra el yihadismo no se convierta en una espiral de tensión internacional.

 

Por otra parte, los movimientos xenófobos anti-musulmanes pueden generalizarse en un momento especialmente sensible por la llegada de refugiados árabes desde las zonas en conflicto. La utilización política interesada de los atentados por algunos partidos políticos de extrema derecha y de extrema izquierda no se ha hecho esperar y ya hemos leído y escuchado declaraciones de líderes políticos de varios países, incluido España, con un penoso tono sectario.

 

El verdadero beneficio está en la unión

 

Los efectos económicos de lo sucedido en Francia tendrían que ser limitados y su negativa repercusión financiera debería de quedar en algo superficial y transitorio. Es más, si de lo sucedido se deriva una mayor unión e impulso de las acciones concertadas entre los Estados europeos (junto con EEUU), una vez absorbido el primer shock, los precios de acciones y bonos podrían rebotar por el componente de refuerzo de la confianza que implica una Europa más unida.

 

En todo caso, el sentimiento de dolor que hoy embarga a muchas personas no impulsa la inversión ni en los mercados financieros ni en la economía real. Esperemos que los europeos consigamos, una vez más, superar esa sensación de impotencia ante la injusticia creada por el ataque del terror y avancemos en la unión de nuestros países y en su crecimiento económico que es, a su vez, la base del progreso de las personas que en ellos habitan. Ahí está nuestra riqueza y nuestra diferencia con otras culturas, aunque muchos no lo quieran reconocer.

 

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