Las bolsas y el monopoly de Gross

Leía hace unos días la carta que el gestor Bill Gross escribía para los inversores de su nueva casa de gestión (Janus). No ha cambiado el rey de los bonos la manera de exponer su visión de mercado que tenía en Pimco ligando hechos de la economía a eventos familiares. En su misiva de enero, enlazaba algunos de los sucesos macroeconómicos más actuales con el juego del monopoly al que su madre le aficionó. No voy a profundizar en todas las ideas ahí expuestas que pueden conocer visitando la web de Janus Capital. Sólo tomaré prestada parcialmente una de ellas: la importancia que puede ahora tener el efectivo en la gestión de una cartera de inversión.

 

Ayudan los banqueros centrales pero todavía no los resultados

 

Ningún analista duda de que el reciente buen comportamiento de las bolsas se apoya en buena medida en la política monetaria ultra laxa de los bancos centrales de los países desarrollados y de que los resultados empresariales todavía tienen que justificar las valoraciones actuales. Este hecho supone un inevitable deterioro progresivo de la relación riesgo-rentabilidad: cuanto más altos son los precios de los activos financieros, más riesgo de corrección al no contar la consistencia de la subida con suficiente apoyo en los fundamentales de las empresas (crecimiento de beneficios en las acciones y solvencia de los emisores en los bonos).

 

Algunos riesgos se han incrementado

 

Me refiero al riesgo de deflación en los países desarrollados con Europa a la cabeza (la tasa de enero pasado en la Eurozona se fue al -0,6%, mínimo desde julio 2009 en plena recesión) y a la posibilidad de que el crecimiento en EEUU no mantenga la fortaleza necesaria para impulsar a la economía global (el dato de PIB del pasado trimestre fue del +2,6%, inferior al +3 % previsto y viniendo de un fuerte dato del +5% en el tercer trimestre de 2014).

 

Y sólo nos queda la bolsa

 

O al menos eso parece en el mundo de los tipos a cero en el que vivimos desde hace ya muchos trimestres y que ha venido para quedarse durante bastante más tiempo. Los inversores que pueden permitirse asumir cierta volatilidad deben necesariamente contar con renta variable en sus carteras si aspiran a obtener rentabilidades superiores a las que ofrecen los bonos. Estas últimas, como saben, se mueven en el entorno del cero. Conclusión (triste para muchos): obtener hoy algo de rentabilidad obliga a tener a renta variable.

 

Jugar al monopoly

 

Vaya por delante que no soy de los que compara la bolsa con ir al casino, símil que creo que supone un gran error de apreciación. Una cosa es la volatilidad (variabilidad de la cotización) propia de la renta variable y otra la formación en el plazo del precio de una acción en función de los beneficios, esperados y luego confirmados o no. Que se lo digan a los satisfechos accionistas de la española Inditex, por poner un ejemplo cercano.

 

En el texto que citaba al principio de este post cuenta Bill Gross que el banquero del monopoly -la Fed (o el BCE o BOJ) en la vida real- reparte dinero al principio del juego entre los participantes y continúa creando más y más crédito conforme avanza el ciclo. Tal y como está sucediendo ahora. Lo que decanta la balanza, recuerda Gross, es qué inversiones sobreponderar y cuánta cantidad de crédito usar, así como saber guardar una elevada cantidad de dinero, por si hubiera que comprar propiedades de otros jugadores. Es necesario tener liquidez, insiste, para poder asumir gastos (el servicio de la deuda, entre otros), ya que, de lo contrario, nos podemos ver obligados a vender activos a un precio con descuento, lo que dejaría fuera de juego rápidamente a cualquier jugador (como sucedió con el evento de Lehman Brothers a muchos inversores, evoca Gross).

 

Bolsa sí pero con cautelas y el efectivo es de las mejores

 

Aunque se ha incrementado el riesgo de la renta variable, no creo que haya llegado todavía el momento de salir de esta inversión. No obstante, y hasta que se aprecie una mejora real y sustancial de los resultados empresariales, el potencial de ganancias es cada vez más reducido y el riesgo de mantener medidas monetarias expansivas extremas durante demasiado tiempo acabará traduciéndose en episodios de volatilidad, quizás con fuertes caídas, que pueden ocasionar nerviosismo y crear oportunidades de inversión.

 

Por todo ello, para atemperar el riesgo y poder aprovechar las caídas para comprar, el hecho de contar con parte de la cartera en efectivo es hoy una más que saludable opción de inversión. Remunerada a tipo cero, lo sé, pero 100% disponible y sin verse nunca afectada por movimientos adversos del mercado. El contexto de dudas macro y riesgos geopolíticos refuerza también esta idea. Por no hablar del puro riesgo político que tan cercano tenemos ahora… Como decía Buffet: “prefiero ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás tengan miedo de invertir”.

 

Feliz semana a todos.

 

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