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Caídas en las bolsas: ¿pasó el día de la marmota?

Leía hace unos meses un análisis de Mark Burguess, director de inversiones en la gestora Columbia Threadneedle, quien recordaba el inolvidable episodio de la película “Atrapado en el tiempo”, también conocida como “El día de la marmota”, en el que su protagonista, un joven Bill Murray, experimentaba cada día una repetición de los eventos ya sucedidos el día anterior. Y así siempre… hasta que sucede algo que hace cambiar el destino.

Burguess hacía una analogía entre el film y los mercados financieros aludiendo a tres cuestiones que se vienen repitiendo de forma persistente en 2015: la subida de tipos de interés por la Reserva Federal, el menor ritmo del crecimiento global y la ralentización del crecimiento en China. Yo voy a añadir una cuarta variable a la que podemos aplicar el mismo paralelismo, pues su ocurrencia se  ha reiterado durante los pasados trimestres y ahora, aparentemente, ha dejado de suceder. Me refiero, claro está, a las intervenciones del Presidente del BCE, Mario Draghi, y las consiguientes reacciones: alzas en las bolsas y caída del Euro. Pues bien, visto lo acaecido durante los últimos días, parece que hemos salido del día de la marmota de Draghi/mercados. ¿Qué ha pasado que ha hecho virar el destino?

Dos incertidumbres penalizan a la renta variable

Los últimos datos de la balanza comercial china han alentado las incertidumbres macroeconómicas del gigante asiático, cuya ralentización en el crecimiento de su PIB fue la causa principal de las caídas de las bolsas durante el verano. Aunque China no sea un cliente relevante para nuestras importaciones, los efectos de un parón en su desarrollo pueden ser muy adversos para muchos productores de materias primas (Latinoamérica sería la más castigada) y para el mercado de divisas mundial. Por no hablar del riesgo de una venta masiva de deuda norteamericana por parte del Banco Popular de China (mayor poseedor de treasuries fuera de los EEUU).

Por otro lado, persiste un elevado nivel inseguridad en la actuación de la Reserva Federal (Fed) de EEUU, no tanto por la medida que va a tomar en su próxima reunión (es muy probable – 78% según Bloomberg –  que aumente el tipo de interés de intervención), como por el mensaje de mayor o menor graduación en el proceso de subidas de tipos de interés que comenzaría el 16 de diciembre próximo y el grado de dependencia de éste de factores macroeconómicos globales. A este respecto, considero que una actuación contundente de la Fed reconociendo la favorable situación de su economía (los últimos datos de empleo fueron rotundos sobre ello) a pesar del empeoramiento en la situación de algunas economías emergentes, debería de dar cierto impulso a las bolsas de los países desarrollados, especialmente a las de la Eurozona, que compense en parte su reciente mala evolución.

Dudas sobre la efectividad del QE europeo

Se alzan cada vez más voces que ponen en duda la bondad de los efectos de las medidas monetarias expansivas que el BCE va tomando e incrementando en su intensidad desde comienzos de año (quantitative easing o QE). En su última carta a inversores, el gestor americano, antaño rey mundial de los bonos, Bill Gross, exponía su visión sobre la actuación de los bancos centrales calificándolos como “casinos” que “imprimen dinero como si estuvieran fabricando un sinfín de fichas que nadie va a canjear después”. El que es hoy gestor de Janus Capital cree que las autoridades monetarias juegan de farol e intentan convencer a los inversores de que van a mantener los tipos de interés bajos durante un largo período de tiempo y que, si eso fallara para reactivar la economía y crear inflación, doblarán la apuesta. Y lo harán, dice Gross, hasta que les llegue la mano ganadora.

La visión de este gestor americano es compartida por muchos otros gestores y analistas que piensan que los programas de expansión cuantitativa provocan grandes ineficiencias en la economía: mantienen a flote compañías improductivas y penalizan a otras (bancos y aseguradoras) que necesitan tipos de interés más altos para afrontar sus compromisos y mantener una cuenta de resultados saneada, y todo ello, además, alimentando la posible creación de burbujas en el precio de los activos. La conclusión final de Gross es clara: es momento de tener menos riesgo en las carteras.

Bolsas atentas a los datos de crecimiento

El crecimiento de las economías de los países desarrollados y el de los beneficios de las compañías cotizadas van a ser los factores determinantes para la evolución de los mercados europeos de renta variable. Sucede que, hasta ahora, los mercados de acciones europeos han vivido de una permanente expectativa de mejora impulsada en buena medida por la acción expansiva del BCE.

Al no acabar de cumplirse esas estimaciones de crecimiento de la economía europea (ni lógicamente de sus empresas) y defraudar Draghi en las medidas tomadas el pasado jueves, los inversores han reducido sus expectativas y han vendido renta variable. ¿Va a continuar esta tendencia  y deberíamos reducir el peso de la bolsa en las carteras como dice Bill Gross? ¿O volverá a repetirse la pauta de mayor inyección de dinero por el BCE y subida inmediata de las bolsas? Tendremos que esperar a tener más datos sobre la evolución del actual cuarto trimestre para saber si hemos salido de verdad del día de la marmota y, en su caso, sobre cómo lo hemos hecho. La película “Atrapado en el tiempo” acaba bien. Pero la realidad de los mercados no es tan amable. Sean prudentes.

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