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Bolsas y crisis del Euro: ¿todo superado?

Bolsas y crisis del Euro: ¿todo superado?

Las bolsas no han defraudado en estas tres primeras semanas del año. Especialmente la española que, aupada por los bancos y una decreciente prima de riesgo, se sitúa entre los activos con mayor revalorización. En buena medida se está cumpliendo el guión que establecía el consenso de analistas al final de 2013: la renta variable es el activo donde, aceptando su volatilidad, hay que estar en 2014. ¿No hay riesgos a la vista? Los riesgos siempre existen en bolsa porque la renta variable es per se un activo de riesgo, aunque la excesiva complacencia ayude a disimularlos. ¿Cuál de estos riesgos puede hacer más daño a los mercados? El que también los puede impulsar más hacia arriba: la superación de la crisis de la Eurozona.

Hace poco tiempo el euro desaparecía…

Hace un año y medio escaso temblaban los pilares del Euro y se ponía en duda la solvencia de buena parte de la banca europea. Alemania tomó el mando y a base de rescates e imposición de planes de austeridad parece haber conseguido reflotar el todavía dañado buque europeo. Paradójicamente, en ese tiempo Alemania no ha parado de exportar y ha hecho muy poco por aumentar su demanda agregada, lo que hubiera venido muy bien al resto de socios europeos. Tampoco ha ayudado su cicatera postura en la aprobación de mecanismos y vehículos de auxilio para las entidades financieras con problemas. No voy a entrar en detalles y les remito sobre ello a varios posts del blog de Miquel Roig en este mismo diario. Con todo, me centro en la conclusión que creo mejor resume lo sucedido: el Euro se ha salvado gracias a la voluntad de Alemania, a la firmeza del BCE y a los esfuerzos y empobrecimiento de muchos ciudadanos de los países periféricos.

Hoy el Euro es de nuevo una divisa fuerte pero…

Todo lo anterior permanece: Alemania mantiene su compromiso con el Euro, Draghi (Presidente del BCE) recuerda de vez en cuando que hará todo lo necesario, etc…, y los españoles, junto a los demás países europeos que viajamos en segunda, continuamos inmersos en un proceso de devaluación interna que nos ayude a recuperar la competitividad perdida que reactive nuestras exportaciones y con ellas nuestra economía. Por ello los mercados creen que la crisis se ha superado y las bolsas siguen subiendo. ¿Es este un buen apoyo para una tendencia alcista? Por ahora, no. Sé que hay otros motivos, como la falta de alternativas en la renta fija y la rotación de carteras de bonos a bolsa, que también están en la base de las alzas de los índices. Pero esto no cambia en nada el fondo del problema que continúa sin resolver que no es otro que Europa sigue siendo una de las economías más débiles del mundo y de las más endeudadas.

¿Podemos estar tranquilos?

 No, al menos no totalmente. Debemos primero recordar dónde estamos para evitar esa complacencia que comentaba al principio de este post. No comparto la optimista visión de Lagarde (Gerente del FMI) que piensa que España e Italia han vuelto a la situación previa a la crisis. ¡Ojalá fuera así! Pero tampoco creo que vayamos a experimentar un retroceso en lo logrado.

¿Qué falta para superar la crisis?

Analizando el entorno global se perciben elementos que deberían actuar primero como ancla y luego como palanca para nuestro tímido crecimiento: el positivo comportamiento de la economía en EEUU y una inflación bajo control en los países desarrollados que no amenaza por ahora las políticas expansivas de los bancos centrales son ahora los principales motores de confianza. La transmisión de esta confianza fuera de la Eurozona para recuperar así la inversión exterior es la primera de las claves para la salida de la crisis. España ya lo está experimentando.

Por otro lado, vivimos una fase económica en que la mayor parte de países del mundo quiere vender e impulsar así su economía doméstica, pero resulta que casi nadie compra. Y aquí está el que creo es el otro gran catalizador para vencer la crisis: incrementar la competitividad del tejido empresarial. Esto no sólo se consigue con ajustes en los salarios sino también con inversión y ésta necesita que el crédito fluya. En Estados Unidos lo han logrado pero en Europa aún estamos lejos. Las causas son muchas y de peso, pero también hay soluciones.

Aceptando las dificultades que acostumbran a recordarnos políticos y banqueros, creo que el desbloqueo del crédito tendrá que ser impuesto por el BCE de la misma manera que espero que aplique su autoridad y logre transparencia en el análisis de la banca europea que ahora realiza. Un sector financiero europeo sano y activo con capacidad de prestar a empresas y particulares será el segundo factor determinante en el impulso del crecimiento económico de la Eurozona.

¿Estará entonces hecho todo el trabajo y lo reconocerán las bolsas?

En economía nunca se acaba con  todas las dificultades y las bolsas siempre tienden a anticiparse. Eso es lo que ahora está pasando. Existe un convencimiento en los mercados en que la Eurozona va a conseguir dejar atrás su crisis, si no definitivamente, sí en suficiente medida para estar actualmente en una fase de crecimiento económico de baja intensidad pero larga duración en el tiempo.

Los mercados confían en que el BCE siga surtiendo de gasolina a la economía europea y, si es necesario, que la sirva directamente para promover el crédito. Y se fían también, al menos por ahora (estamos en época de anuncio de resultados), de las tasas de crecimiento de beneficios anunciadas por las empresas. Todo ello impulsa las cotizaciones.

Europa puede ser el mejor mercado bursátil en 2014. El inversor que acepta cierta volatilidad debe estar invertido en él, al menos en parte de su cartera, aunque reservando liquidez para aprovechar retrocesos. Pues los habrá. El comportamiento de la bolsa, como la recuperación de la economía europea, no va a ser lineal.