Bolsa española, entre la política y la macroeconomía

Para analizar la situación que atraviesa la bolsa española, tenemos que examinar lo más relevante que está sucediendo en la economía global (ralentización de la economía china y caída del precio del petróleo), junto a lo que está ocurriendo en nuestro país tras la celebración de las elecciones generales del pasado diciembre. Dado que lo primero ya lo traté aquí recientemente y aunque no es éste un blog de análisis político, me centraré en lo segundo, pues estimo que las consecuencias económicas de los últimos acontecimientos políticos obligan a detenerse y reflexionar.

 

Nuestra clase política

 

Considero muy oportuno citar de nuevo en este foro el ensayo de Antonio Muñoz Molina titulado Todo lo que era sólido (Seix Barral, 2013). En sus páginas, el autor describe con su impecable prosa la ruptura experimentada por nuestro país con la llegada de la crisis económica y muestra cómo el deterioro ético e intelectual de nuestra clase política estaba en la base de tal descalabro. Sobre ella, explica el autor: “La rigidez corporativa de los partidos políticos se ha ido volviendo más esclerótica a medida que se convertían en máquinas de colocación y reparto de favores y que colonizaban espacios de la sociedad que deberían haber permanecido abiertos al mérito, al debate y al activismo civil. Quien no está con nosotros es porque está contra nosotros. Del mismo modo que el nacionalismo divide la inocencia o la culpa, lo valioso o lo despreciable, la verdad o la mentira, según el lado de la frontera geográfica, el sectarismo actúa trazando fronteras toscamente ideológicas”. ¿Cuántos episodios de los que estamos presenciando en las últimas semanas quedan reflejados en estas líneas de Muñoz Molina?

 

La inercia de nuestra economía todavía es favorable…

 

Algunos de los últimos datos macro conocidos (correspondientes a noviembre de 2015) ayudarán a percibir los avances:

 

  • Se mantiene el buen comportamiento del sector industrial en España (repunta una décima la producción hasta un avance del +4,2% interanual), destacando el dinamismo de la producción de bienes de equipo que creció un +9,3%.
  • El gasto total realizado por los turistas internacionales en el acumulado del año ascendió hasta los 63.657 millones de euros, lo que representa un incremento del +6,4% interanual.
  • El número de viviendas vendidas alcanzó un +13,7% (mejora centrada en el mercado de viviendas usadas), con lo que el índice acumula 15 meses consecutivos de alzas interanuales.

 

Parece que los principales sectores de nuestra economía, industria, turismo y vivienda, junto con la próspera agricultura, han tomado tracción.

 

…pero ya hay indicios de que puede haber un retroceso

 

La Asociación de Capital Riesgo (Ascri), patronal del sector, anunciaba la semana pasada una reducción del 40% en la inversión en 2015 de los fondos extranjeros de capital riesgo con respecto a lo invertido en 2014. Atribuye, principalmente, este retroceso a la incertidumbre política. También la inversión española se ha resentido y el balance total de lo invertido en el año refleja una caída del sector del 19% (sumando la parte española y la extranjera).

 

Para el que no esté familiarizado con el concepto de capital riesgo, explicaré que se trata de la inversión en empresas de economía real por parte de fondos y otros inversores institucionales buscando, por supuesto, obtener el máximo provecho de las compañías en las que invierten, pero también contribuyendo a originar las favorables consecuencias que tiene una inyección de dinero en una sociedad en cuanto a creación de puestos de trabajo y de riqueza en general.

 

Nos jugamos mucho

 

El progreso de las economías necesita siempre estabilidad política. Sin ella, el crecimiento se viene abajo por la falta de inversión provocada por la desconfianza de empresarios e inversores. Además, un marco legal estable que garantice la seguridad jurídica es conditio sine qua non para una evolución razonable y, en parte, previsible, de los mercados financieros. Esta previsibilidad es determinante para que los inversores no residentes decidan entrar o no en nuestro mercado, tanto en las empresas que cotizan en los mercados de valores como en el resto. Sin la inversión extranjera, nuestro crecimiento se vería gravemente menoscabado.

 

Lo que puede pasar en la bolsa española

 

Cuando, por un lado, se disipen los actuales excesivos temores sobre la evolución de la economía china y, por otro, los lobbies del petróleo decidan que el suicidio progresivo de los productores (por ahora selectivo pero pronto podría ser generalizado) no es una buena opción para nadie, retornará la estabilidad a los mercados financieros. Si en ese momento España ofrece un gobierno mínimamente estable, podría empezar a cumplirse lo que decía hace poco el reputado gestor de renta variable José Ramón Iturriaga: “éste es el año de la bolsa española, los fundamentales deberían imponerse en 2016”. Esta vez, para bien.

 

Iturriaga no es el único. Otros gestores y analistas mantienen, pese a las dificultades políticas, una favorable visión de la economía española, como el economista jefe de Deutsche Bank quien indicaba hace unos días: “incluso en un escenario de nuevas elecciones, no esperamos subidas significativas de la prima de riesgo y, en todo caso, serían temporales, con lo que no se pondrá en peligro la actual recuperación española”.

 

Esperanza para España

 

Soy de los que ven el vaso medio lleno. Siempre lo aclaro. Por eso y porque no me veo capaz de mejorar el certero análisis que Muñoz Molina nos ofrece en Todo lo que era sólido, finalizaré este post con dos pasajes más de su libro: “No está el mañana ni el ayer escrito. El fatalismo de que nada podrá arreglarse es tan infundado como el optimismo de que las cosas buenas, porque parecen sólidas, vayan necesariamente a durar”. Para rematar: “No tendremos disculpa si no hacemos todos lo poco y lo mucho que está en nuestras manos, en las de cada uno, para que no se pierda lo que tanto ha costado construir… Ya no nos queda más remedio que empeñarnos en ver las cosas tal como son, a la sobria luz de lo real”. Confiemos en que los recientemente elegidos políticos españoles así lo vean. La oportunidad es histórica y su importancia también.

 

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