Aclarando los tipos y lo que pasará

La semana que hoy acaba ha estado trufada de reuniones de los bancos centrales. Éstas se siguen ahora como si se tratara de la final de la Copa de Europa (me gusta más así que lo de liga de campeones). El exceso de información, mucha de ella confusa, no ayuda a situarse en lo que realmente está sucediendo en las economías de los países desarrollados. Centrándome en EE.UU. y la Eurozona, intentaré aclarar lo más relevante. 

Estados Unidos siempre a la cabeza 

La Reserva Federal (FED) que comenzó a subir los tipos de interés en marzo de 2022 (cuatro meses antes del BCE) entró en modo pausa el pasado miércoles, tal y como se esperaba. La teórica guía de su política monetaria denominada dot plot o diagrama de puntos que fue comunicada en la misma reunión incorporaba dos subidas más de tipos para lo que queda de año. Esto último no se esperaba pero, a pesar de ello, el S&P 500, principal índice bursátil americano, ha subido un +3% semanal.

La duda está ahora en saber si esas dos subidas que los miembros de la institución proyectan se materializarán o si por el contrario será sólo una más, quizás en la próxima reunión de julio. Sea de una manera o de otra, el buen momento que tenemos ante nosotros para invertir en renta fija americana, pública y privada, cubriendo la divisa en su caso, es innegable, ya que:

–        El final del ciclo alcista de tipos, o se ha producido ya o está por llegar en breve.

–        Las estimaciones de crecimiento, revisadas ligeramente al alza hasta el 1%, nos sitúan en un escenario de «aterrizaje suave» de la economía, si bien esto no es pacifico en el mundo del análisis y las previsiones.

–        Para estar a favor de la tesis anterior basta mirar el índice de Sorpresas Económicas de Citigroup que, aunque no esté en su momento más álgido, tampoco señala en absoluto que haya problemas a la vista en la economía americana.

–        Hay analistas que estiman que, a tenor de la todavía excesiva cantidad de dinero en circulación (M2 que trataba aquí hace dos semanas), la inflación todavía puede experimentar saltos al alza. Además, en el año 2022 fue el coste de la energía lo que hizo que los precios se dispararan, pero en el presente podrían ser las subidas salariales y su traslado a márgenes empresariales.

La Eurozona ya parece fiarse de Lagarde

El Banco Central Europeo llevó a cabo hace unos días la octava subida de tipos consecutiva en menos de un año (400 p.b. acumula desde julio de 2022) situando el principal tipo de interés al que refinancia a los bancos en el 4% (a un paso de su máximo histórico) y la tasa de depósito a la que remunera a los bancos por guardar ahí su exceso de liquidez en el 3,5%, también rozando su máximo histórico del 3,75% que no se ve desde el año 2000. ¿Cómo van a retribuir los bancos la liquidez a la vista de sus clientes si éstos no lo reclaman con vehemencia?

Digamos que el BCE cumplió con el guion previsto pero sorprendió en cuanto a las expectativas económicas y las pistas sobre los futuros movimientos de política monetaria:

–        Rebajó sus previsiones de crecimiento del PIB en una décima tanto para este año como para el próximo (+0,9% y +1,5% respectivamente).

–        Frenó el optimismo en las perspectivas de moderación de la inflación señalando que la tasa subyacente seguirá lejos de sus objetivos (+5,1% este año y +3% en 2024).

–        Alejó así  las expectativas de contención de inflación y la reducción de los tipos de interés durante los próximos trimestres.

En definitiva, la presidenta del BCE Christine Lagarde dejó claro que todavía queda camino por recorrer ya que, a diferencia de la FED, no ve las condiciones necesarias para realizar una pausa y muy probablemente volverá a subir otro 0,25% en su reunión de julio. A la vez, reconoció que la política monetaria comienza a afectar la economía, al frenar el volumen de crédito, y remarcó que la fortaleza del mercado laboral (paro de la Eurozona en mínimos históricos) está aguantando al PIB.

La conclusión de lo anterior no es alentadora para los resultados empresariales y, por tanto, tampoco para las Bolsas pero sí lo sigue siendo para la renta fija a corto plazo, especialmente para la soberana y la corporativa de emisores de calidad. La oportunidad sigue delante de nosotros.

Asesórense bien y sean prudentes.

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