Muchos inversores se preguntan cómo en 2025 la Bolsa española dobla en rentabilidad a la europea (+22% vs. +11%) siendo España desde hace años un país sumido en una elevada y creciente inestabilidad de Gobierno. Veamos el porqué y si esto podría cambiar.
España, una isla de crecimiento dentro de la atonía europea
España fue uno de los países europeos cuya economía más sufrió por el Covid cayendo un -10,9%. Tremendo. Las bases del crecimiento de nuestro país (turismo, construcción e inmigración) fueron duramente golpeadas. La salida de ese hoyo fue fulgurante con crecimientos por encima del 6% en los años 2021 y 2022 que fueron superiores a los de la media de la Eurozona, diferencia que se intensificó en 2023 y 2024 cuando la Eurozona rozó la recesión y nosotros crecimos a tasas en torno al 3%.
Esa tendencia de crecimiento diferencial poscovid sobre la mayoría de los países europeos se ha mantenido hasta la actualidad y, teniendo en cuenta los fundamentos mencionados de nuestra economía, parece que se mantendrá en los próximos años.
Turismo
El atractivo de España en esta materia es desbordante y los potenciales turistas de todo el mundo son conscientes de ello: calidad de vida (clima, ocio/cultura, seguridad) y precios más bajos que otros destinos comparables. Se nos acercan Grecia y Portugal, pero muy lejos en cuanto a variedad de destinos y categorías de oferta. Los resultados hablan por sí solos: en 2024 el sector turístico español generó 248.700 millones de euros, lo que representa el 15,6% de la economía española, con la llegada de casi 94 millones de turistas.
Inmigración
Como explicaba un informe de JP Morgan publicado a principio de año, la inmigración, especialmente la procedente de Latinoamérica, está teniendo un impacto muy relevante en el crecimiento de nuestra economía. La integración laboral de los inmigrantes latinos y su diversidad de cualificaciones facilita que su presencia en nuestro mercado de trabajo sea altamente eficiente y productiva. De hecho, según datos del Banco de España, la inmigración contribuyó con más del 20% al crecimiento del ingreso per cápita del PIB entre 2022 y 2024, lo que no es poco. Su aportación a la sostenibilidad de nuestro, financieramente decadente, sistema de pensiones es innegable.
Construcción
Todo lo anterior impulsa la promoción y construcción de viviendas. La caída que este sector experimentó durante la pandemia fue de órdago. De ahí que, según proyecciones del INE, en España todavía deberían construirse tres millones de viviendas en los próximos 15 años para cubrir el déficit que tienen los nuevos hogares. Esto comporta una creación de riqueza en nuestro país que se multiplica por la capilaridad del sector de construcción y que se intensifica además por la creación de empleo y las mejoras salariales.
Una Bolsa sin tecnología pero concentrada en sectores de crecimiento
Si alguien conoce bien los entresijos y el potencial del mercado de acciones español es el gestor líder de los fondos de Bolsa española José Ramón Iturriaga quien bate recurrentemente al índice y que en su última carta a inversores recordaba que «Europa, y dentro de Europa, España por méritos propios -mayor crecimiento, valoraciones más atractivas, mayor recuperación de la cuenta de resultados- se van a beneficiar, ya se están beneficiando, de la gran rotación que se está produciendo de flujos de capitales de Estados Unidos al resto del mundo. Y esta rotación no ha hecho nada más que empezar».
Resumo a continuación los factores que Iturriaga exponía en su carta:
- La Bolsa española sigue cotizando en su conjunto a un múltiplo muy atractivo y por debajo de la media histórica.
- Los resultados que ofrecen las empresas cotizadas continúan siendo buenos y por encima de lo esperado.
- La banca y sus crecientes cuentas de resultados son buen ejemplo de ello. Una mora crediticia en mínimos, inflación controlada y tipos en el entorno del 2% son el marco perfecto para que esa tendencia tenga continuidad.
- La cotización de las compañías del sector inmobiliario español presenta asimismo un potencial evidente: una vez superadas las dudas sobre el futuro de las oficinas o de los centros comerciales que atenazaron al sector tras la pandemia, el bajo nivel de tipos de interés que estamos alcanzando ayuda a que la perspectiva del sector sea claramente ascendente.
¿Todo pese al Gobierno?
Lo aquí explicado está sucediendo a pesar de la escasa ayuda que el Gobierno de la nación lleva años prestando a las fuentes de crecimiento económico descritas. Debates como el de la duración de la jornada laboral, el coste del despido y el control del precio de los alquileres, crean una inseguridad jurídica que muchas veces penaliza la iniciativa empresarial y la creación de empleo. Amén de la aparición constante en medios de comunicación internacionales por las presiones nacionalistas y la corrupción generalizada que vamos conociendo y que retraen la inversión exterior. Pues bien, aun con todo eso, España sigue progresando económicamente y nadie recuerda la losa que suponía la antaño penosamente famosa prima de riesgo de nuestra Deuda pública.
Además, el Gobierno actual no está ayudando en lo más mínimo para lograr mejoras de productividad ni en el avance hacia actividades de más valor añadido ni tampoco promoviendo una flexibilización del mercado laboral que podría crear muchos nuevos puestos de trabajo.
Por todo ello, creo que un cambio de Gobierno sumaría favorablemente a la estabilidad y paz social y, probablemente, enriquecería los factores aquí mencionados. No obstante, a pesar de la descomposición que ahora mismo transmiten nuestros principales gobernantes, la Bolsa española seguirá resistiendo y superando sus máximos históricos de los que, atendiendo al Ibex y sin considerar dividendos, han pasado casi 20 años.