China no defrauda, al menos por ahora

Para empezar, se incrementa la probabilidad de que la Fed acometa ya este año la primera subida de tipos de interés, aunque sea mínima. Seguramente no será en su reunión de final del mes de octubre, pero sí en la de diciembre. Si la Fed se decide, creo que las bolsas pueden repuntar en la última parte del año y los precios de los bonos corporativos, especialmente los de alto rendimiento (high yield), muy castigados durante los últimos meses, también podrían subir de precio por la reducción de los diferenciales de crédito en un entorno de mayor confianza en el que se aleja el riesgo de vuelta a una recesión.

Se dejarán de lado, al menos por unas semanas, los malos augurios que el banco francés Société Générale manifestaba hace unos días ponderando al 30% el escenario de hundimiento de las bolsas si el crecimiento del PIB chino caía al entorno del 3%. En todo caso, la fragilidad del mediocre ciclo económico en que nos encontramos va a continuar y, pese a la preferencia por la inversión en renta variable, la selectividad y máxima diversificación en los activos de inversión, la graduación del riesgo y la utilización de coberturas, van a continuar siendo herramientas imprescindibles para seguir caminando por este siempre incómodo territorio que son los mercados financieros.

¿Quién mueve los mercados?

No sabemos cuándo comenzarán a subir los tipos de interés americanos, pero estoy convencido de que Yellen sabrá medir tanto el tempo como el mensaje que acompaña a sus actuaciones y creo que los mercados lo asumirán sin grandes estridencias. China debería también cumplir su parte promoviendo una mayor relajación monetaria. Finalmente, los resultados empresariales de las grandes empresas cotizadas comenzarán, en el corto plazo, a escribir la sentencia, que espero sea propicia, de la evolución de las bolsas en 2015. Posicionarse, en función de todo ello, en los activos financieros adecuados, es obligado.

4T: ¿la esperada recuperación de las bolsas?

Así las cosas, y tomando datos del citado informe de UBS, la previsión de crecimiento de beneficios es de un aumento anual 2015-16 del 8-9% en EE.UU., 12-15% en la Eurozona y 10-12% en Japón. Una progresiva confirmación de estos datos debería, insisto, impulsar a las bolsas de los países desarrollados y muy especialmente a las europeas. Creo que éstas son las que más claramente pueden recoger la esperada recuperación del sentimiento de mercado y comenzar a recuperar con más fuerza lo perdido en los últimos meses.

Los mercados tras Cataluña

Si bien en lo político van a sucederse episodios de tensión tras el desenlace electoral en Cataluña, creo que en lo financiero va a imperar la calma y podemos encontrarnos en un entorno cada vez más propicio para los activos españoles cotizados, tanto bonos como, especialmente, acciones. Eso sí, siempre que los chinos lo permitan y Yellen, de una vez, se decida a subir los tipos de interés.

La Fed teme a China y ¿ahora qué?

En períodos como el actual, con dudas en el crecimiento y un posible cambio de tendencia en los tipos de interés en EEUU (el próximo octubre se reúne de nuevo la Reserva Federal), debe primar la inteligencia en el posicionamiento: potencial aprovechamiento de oportunidades de inversión para el inversor agresivo con mayor visión de plazo y máxima prudencia para aquél que no tolera la volatilidad, la mayoría en España como siempre les recuerdo. Algunos índices han caído con fuerza, pero las incertidumbres, con la opaca China entre ellas, obligan a que muchos inversores deban asumir el coste de la seguridad, que hoy no es otro que la ausencia de retorno.

¿Por qué no suben las bolsas?

Por ello, creo que sigue siendo recomendable continuar sobreponderando el peso de la bolsa europea y, dentro de ésta, el de la alemana, favoreciendo a aquellas empresas con un crecimiento esperado diferencial siempre que éste les otorgue un mayor margen de seguridad (diferencia entre el valor intrínseco y el precio de mercado de una acción), lo que nos facilitará protección en caso de ulteriores caídas del mercado. Con estos fundamentos, aceptando la volatilidad del activo y escogiendo con buen criterio el tipo de compañías en que se invierte, considero que acabaremos teniendo un buen año bursátil en Europa. Y en España, si no lo estropean los políticos, también.

La volatilidad, el amigo inseparable

Para acabar, les dejo dos de las máximas que se atribuyen al gran inversor y empresario Warren Buffet: “si no puedes ver caer tu acción un 50% sin entrar en pánico, no deberías invertir en bolsa” y “la incertidumbre es el amigo fiel del que compra acciones a largo plazo”. Y añadiré una de mi cosecha: si una inversión es buena, ante la incertidumbre, tengan paciencia y tiendan a ver el vaso medio lleno, vivirán más felices y acabará pasando lo mismo.

Aprovechar las caídas: dos inversiones que ganan atractivo

Las caídas en los principales índices de renta variable han hecho daño a muchos inversores y no es sencillo afrontar la gestión de una cartera de inversión en un entorno en que la renta fija tiene un riesgo asimétrico (mayor probabilidad de pérdida que de ganancia) y el mercado monetario no proporciona retorno alguno. Por eso, conviene recordar que durante los pasados días no todo ha bajado y que ha habido cierto rally experimentado por algunos activos refugio, lo que demuestra, una vez más, la importancia de la diversificación, en tipos y subtipos de activos y en estilos de inversión, como la mejor herramienta de gestión del riesgo.

Aclarando China y sus mercados

Las causas que han podido motivar las recientes fuertes caídas de la bolsa china son de todo tipo: desde el incremento del apalancamiento de muchos inversores chinos y la generación de órdenes sistemáticas que retroalimentan los descensos, pasando por la autorización hace unos meses del préstamo de acciones que sustenta las ventas a corto, hasta el posible recalentamiento de un mercado apoyado en un modelo de crecimiento que es, desde hace un tiempo, puesto en cuestión. Desde el momento en que la propia contabilidad nacional del oscuro régimen comunista chino crea constantemente desconfianza, la probabilidad de identificar las verdaderas razones por las que se mueve ese mercado es siempre reducida.