Apesar de la brillantez de los datos contables mostrados, la mayoría de analistas que pensaba que estábamos ante una gran burbuja especulativa, continúa enrocada en esa visión. Pero la realidad de los resultados es tozuda y, como mínimo, exige aceptar el reinado del fabricante de chips y de otras herramientas tecnológicas para procesamiento de datos y computación, así como su influencia en la evolución de los mercados de acciones.
El mercado no lo esperaba y la reacción fue fulgurante
No se confiaba en que Nvidia publicara unos resultados tan brillantes. Tanto las ventas como los márgenes así como los datos de perspectiva de negocio comunicados se situaron por encima de lo esperado. La reacción de las Bolsas fue alcista en un primer momento (+6%), si bien luego pesaron otros factores como la creciente probabilidad de que la Reserva Federal (Fed) no baje los tipos de interés el próximo mes de diciembre y el rojo pasó a teñir las Bolsas como había sucedido los días anteriores.
Ello no quita que, después de muchos años, sea obligado aceptar el hecho de que una sola acción pueda mover todo el mercado como lo hace Nvidia. Con una megacapitalización cercana a los 5 billones de dólares (3 veces el PIB español) que representa el 8 % del S&P 500 y unos resultados de su actividad francamente robustos y consistentes, Nvidia se erige como el arquitecto de la IA con un desempeño que debería ayudar a superar los temores en torno a la inversión en IA y hace callar, al menos por ahora, algunas voces escépticas.
La realidad detrás de la IA
Tenemos que reconocer que detrás de Nvidia y de la IA está la solidez del crecimiento de la economía mundial que espero continúe en 2026, amén de la capacidad de emprendimiento en investigación de los estadounidenses y de la carrera que con ellos mantiene China en esta materia. Los factores que impulsan tal escenario son conocidos y los he relatado en este foro: la Fed está reduciendo los tipos de interés oficiales, los recortes fiscales de Trump y el gasto alemán en inversión están a punto de comenzar y la economía china está lentamente emergiendo de nuevo (más por sus avances tecnológicos y exportaciones que por el consumo doméstico).
Los mercados de renta variable suelen prosperar cuando el crecimiento económico es fuerte y resistente y las políticas monetaria y fiscal son acomodaticias, como sucede en estos momentos.
Aceptar los riesgos pero también los factores que los compensan
Es innegable que siempre hay riesgos para la economía y para los mercados. Muchos creen que éstos ahora están caracterizados por la exuberancia de las cotizaciones de la mayoría de compañías del ecosistema IA y creo que puede ser así en ciertos aspectos aunque, como he explicado aquí, los resultados de algunas empresas tiendan a contradecir esa visión. En todo caso, los riesgos del mercado no sólo incluyen la IA y sus valoraciones, también comprenden la geopolítica, el crecimiento y la evolución del mercado laboral.
De entre los anteriores, los dos primeros parecen más que controlados en estos momentos pero, pese a que no espero que se repita la guerra comercial, el riesgo geopolítico seguirá siendo una constante durante toda la administración Trump, y parece que estará centrado en las relaciones entre China y EEUU.
Veremos sin duda momentos de tensión entre las dos superpotencias mundiales, pero no ignoremos que China necesita el comercio y el progreso tecnológico para alcanzar su objetivo económico de crecimiento del 5% y Estados Unidos, sus mayores empresas realmente, depende de los minerales de tierras raras de los que el 90 % procede de China. No obstante, como sabemos, una cosa son las declaraciones de los líderes políticos y otra el quid pro quo de la realpolitik.
¿Bienvenida volatilidad?
Aunque, por un lado, los buenos resultados de Nvidia disipen, al menos en el corto plazo, muchos de los temores sobre la inversión excesiva en IA y, por otro, el escenario apocalíptico anunciado por muchos para 2026-27 se haya, como mínimo, pospuesto, debemos admitir que podríamos estar construyendo nuestro mundo en torno a una ilusión de IA cuya velocidad en su capacidad de generar ingresos acordes a sus precios en Bolsa no sea lo suficientemente consistente. El tiempo dirá.
Con todo, y aceptando las dudas sobre la circularidad de los acuerdos entre empresas del sector y sobre si éstas mantendrán su enorme gasto en infraestructuras de IA, lo sucedido en las Bolsas la pasada semana demuestra que estamos en el inicio de un período de mayor volatilidad. Creo que ésta podría traer momentos de miedo en los mercados de acciones y, en medio de ellos, oportunidades de compra.
P.D. para los que tienden a ver desmesurado lo que en términos relativos no lo es: la elevada concentración actual del índice S&P 500 en las 10 mayores empresas – casi el 40% del total del índice – se convierte en algo menor si analizamos lo que sucede en otros mercados como Alemania (las 10 mayores empresas pesan el 62%), Italia (77%) y España (87%!!!).





