Cuando pensábamos que los días más oscuros de la guerra comercial habían quedado atrás, Trump ha anunciado que duplicará los aranceles al acero y al aluminio a partir del 4 de junio, del 25% al 50% y la UE prepara contramedidas en pleno proceso de negociación.
La Justicia americana no ayuda
El susto judicial para el presidente Trump no duró ni 24 horas. Un Tribunal estadounidense se pronunció la pasada semana en contra del establecimiento de aranceles al considerar ilegales la mayoría de ellos y, a las horas, un Tribunal de Apelaciones suspendió el fallo para que todo siguiera igual. O peor, visto cómo enfoca el presidente americano la negociación con Europa.
De ahí que el nivel de incertidumbre geopolítica y económica se mantenga elevado, aunque los mercados, visto su favorable comportamiento, le presten cada vez menos atención al histriónico mandamás americano. ¿Han aprendido a convivir con ello o el fondo de la economía es demasiado bueno crea un halo de protección? Un poco de las dos cosas, pero ambas pueden durar menos tiempo del que creemos.
Ni Apple se libra de los ataques
Me parece muy llamativo que Trump la haya tomado con la empresa de la manzana por montar sus iPhones en la India y se le amenace con un arancel del 25% por llevar esos móviles a EEUU. O sea que, o mueven la producción a territorio americano, lo que es imposible hacer rápidamente, o a los estadounidenses les costará comprarse un iPhone un 35% más que en otros países que es lo que calculan en el sector por el cambio total arancelario (por componentes y terminales ensamblados fuera de EEUU).
Apple, la marca tecnológica por excelencia, signo del progreso del sector de la telefonía móvil y catalizador para múltiples avances tecnológicos, podría ver su cotización desplomarse en Bolsa porque al presidente del país con la mayor economía del mundo gracias, entre otras cosas, a la globalización, le molestan algunos de los efectos de ésta. ¡Viva la coherencia!
El Dólar no levanta cabeza y puede seguir así un tiempo
Así opina JP Morgan en un reciente análisis en el que considera que, tras 14 años al alza, el dólar estadounidense ha cambiado definitivamente de tendencia y continuará cayendo. Creen que la fortaleza del dólar es el resultado del excepcionalismo del crecimiento económico de EEUU sobre el que escribía hace unos días.
Hasta la llegada de Trump, había una sólida confianza en el marco institucional que ampara a todos aquellos que invierten en activos estadounidenses en dólares y ahora, sin embargo, considera JP Morgan que algunos de estos cimientos de la solidez del USD están moviéndose y prevén que «el Dólar seguirá debilitándose gradualmente, sin que puedan descartarse algunos escenarios que podrían provocar movimientos más desordenados». La divisa estadounidense acumula ya una caída del -11% desde principio de año.
No olvidemos que, más allá de la teoría de la paridad del poder adquisitivo y la diferencia de tipos de interés entre países, para que una divisa sea fuerte y estable necesita apoyarse en una economía sólida y que ofrezca seguridad jurídica. Que les pregunten a los que operan con divisas latinoamericanas si lo anterior se cumple o no, o a los argentinos desde la llegada de Milei.
Pueden alcanzarse acuerdos pero, hasta ahora, priman las amenazas y la agresividad en las negociaciones.
La incertidumbre de la política económica en Estados Unidos ha alcanzado niveles sin precedentes en 2025, superando los picos observados durante la pandemia de COVID-19. Como supondrán, a este repunte ha contribuido significativamente la estrategia arancelaria del presidente Trump.
Por ello, aunque el riesgo percibido por el mercado/probabilidad de recesión haya bajado y se haya producido una mejora en el índice de confianza del consumidor americano ante la expectativa de que al final se alcancen unos acuerdos comerciales razonables (EEUU/resto del mundo), creo que todavía no hay que bajar la guardia porque el comercio mundial va a resentirse (menos crecimiento) y la inflación podría sorprender con alzas, especialmente la americana. Prudencia al menos mientras Trump no pare de ondear la bandera de la inestabilidad.