La complacencia en la que se mueven los mercados financieros hace plantearse a muchos inversores qué decisión tomar sobre mantener, vender parcial o totalmente o cubrir la cartera, al menos la parte de los activos de riesgo que más han subido. Hay más alternativas.
En efecto, en un entorno en que la economía y los activos de riesgo parecen estar contando una historia contradictoria, creo que no hay mejor momento que el actual para adoptar un enfoque de inversión multiactivos.
Los mercados de renta variable estadounidenses y de otras zonas del mundo, como Japón, se mueven en máximos históricos, con especial intensidad en todo lo ligado a la Inteligencia Artificial (IA) y su riesgo de burbuja, y con el índice Vix bajo mínimos. La renta fija privada ofrece diferenciales crediticios en niveles bajísimos, no vistos en mucho tiempo, porque nadie duda de la fortaleza de la economía y de las empresas que emiten bonos.
Todo lo anterior nos debe hacer mirar con más atención a los puntos débiles macroeconómicos, como el peso de la deuda de las grandes zonas económicas y su excesivo gasto público, y a los riegos arancelarios y geopolíticos. Un buen ejemplo de éstos últimos lo tuvimos el pasado viernes con las Bolsas dándose la vuelta y acabando con fuertes caídas ante la amenazante reacción arancelaria del presidente Trump por los posibles obstáculos de China a la exportación de tierras raras. Una apacible sesión en los mercados se convirtió en minutos en un desplome en las cotizaciones bursátiles y de otros activos (petróleo cayó ese día un -4%) y una huida del dinero a comprar activos refugio (bonos soberanos europeos y estadounidenses y metales preciosos como Oro y Plata).
El optimismo inventó el avión y el pesimismo el paracaídas, ambos son necesarios
Lo que dice el antetítulo me lo recordaba un amigo bróker hace unos días y no puede ser más cierto en estos momentos. Nos encontramos en un entorno inusual, tan complejo como impredecible. Por ello, los inversores deben actuar con cautela respecto al futuro y recordar de vez en cuando que figuras como las de Trump y Putin pueden provocar marejadas en los mercados con riesgo de convertirse en tormentas perfectas, amén de los excesos de la IA y sus aledaños.
Con todo y aun conscientes de las debilidades económicas y los riesgos, debe reconocerse que la resiliencia de la economía mundial es llamativamente favorable a pesar de que el «momentum del crecimiento» sea ahora más débil. Si bien se prevé, como digo, un período de crecimiento más lento, especialmente en el cuarto trimestre de 2025 debido a factores como el aumento de la inflación que podría frenar el consumo, la mencionada debilidad se considera, en general, transitoria. Las previsiones para 2026 apuntan a un aumento moderado del crecimiento mundial, con un ligero incremento del PIB en Estados Unidos, Europa y Asia, lo que favorecería a los activos de mayor riesgo (renta variable cotizada).
En definitiva, considero recomendable no bajarse del avión bursátil pero contar con paracaídas que ayuden a evitar/minorar las fracturas en caso de accidente. De ahí que, para gestionar mejor las situaciones de estrés, es ahora indispensable que los inversores se aseguren de que sus carteras estén lo más diversificadas posible entre múltiples clases de activos, proporcionando así un equilibrio entre la exposición a los mercados públicos y privados que combine fuentes atractivas de rentabilidad ajustada al riesgo y cuenten con una protección suficiente frente a las caídas.
No me refiero sólo a incorporar en todas las carteras de inversión los tradicionales activos monetarios, bonos soberanos y privados y renta variable global y especifica de algunas zonas geográficas, lo que está en la base de la diversificación. El secreto está en integrar también otros tipos de activo con diferentes niveles de liquidez (incluyendo el capital privado vinculado a la economía real) y distintas orientaciones de gestión financiera (arbitraje, long/short, etc.), así como materias primas (incluidos los metales preciosos), estrategias con divisas distintas al Euro y una modulación de las entradas y salidas del mercado como otra fórmula de protección.
La inversión multiactivos funciona a lo largo de los ciclos y es en fases como la que estamos viviendo cuando cobra especial protagonismo. Porque recuerden que, como escribía el clásico estadounidense Mark Twain, la historia no se repite, pero rima.