Dólar: entre la confusión y la contradicción

Aunque el desplome del Dólar (USD) en lo que llevamos de año ha sido muy notable (aproximadamente -15% vs. Euro), cabe preguntarse: ¿es pronto para hablar de su pérdida de hegemonía como divisa mundial?

A pesar de visiones técnicas negativas para la actual cotización de la divisa americana, como la teoría de la «Paridad del Poder Adquisitivo», el denominado excepcionalismo estadounidense ha respaldado la supremacía del Dólar desde la gran crisis financiera de 2008 cuando comenzó una tendencia alcista con el Euro que ha durado hasta hace casi un año. Sucede que las tornas comenzaron a cambiar en EEUU a partir del malhadado Día de la Liberación.

¿Qué condiciona la cotización de las divisas?

Es la diferencia entre los tipos de interés de las divisas, por un lado, y la fortaleza de la economía donde radica la moneda en cuestión, por otro, lo que hace que una divisa tienda a apreciarse contra otra o viceversa. Un buen ejemplo del primer factor es la caída del Yen japonés contra el Euro y contra el Dólar durante los últimos cinco años. Y un caso que evidencia el segundo factor es el alza del Dólar frente al Euro en el mismo periodo.

No son entonces los políticos ni las declaraciones de las autoridades monetarias de un país lo que impulsa o debilita la cotización de una divisa, si bien en el corto plazo afectan, positiva o negativamente, a la confianza de los inversores y, por ende, a la divisa en la que estos se inclinan a invertir. De ahí que pueda concluirse que las manifestaciones de Donald Trump en esta primera etapa de su segundo mandato no son la causa por la que el USD acumula la mencionada caída frente al EUR.

¿Tienen base las dudas sobre el futuro del Dólar como divisa de referencia mundial?

Mi respuesta a la pregunta del antetítulo es contundente y clara: no, en absoluto. El Dólar continuará desempeñando su función como principal divisa internacional (moneda de reserva mundial), apoyado por la fortaleza de la economía en EEUU y por el tamaño y la liquidez de sus mercados.

El Dólar es, además, la moneda de cotización de todas las commodities, incluidos el Oro y la Plata. Y es la referencia en el precio del petróleo, para desazón de China, que hace unos años movió hilos para introducir al Yuan como divisa en la cotización de esa materia prima. Por no hablar del comercio internacional que se lleva a cabo en más del 50% en la divisa estadounidense.

Todo lo anterior refuerza el papel del Dólar como divisa de referencia mundial y limita su margen de caída.

Qué esperar de su cotización

La caída experimentada por la cotización del Dólar desde principios de año ha ido perdiendo fuerza. Recientemente, la Reserva Federal (FED) recortó los tipos de interés oficiales ante la progresiva, aunque todavía tenue, debilidad del mercado laboral en EEUU.

Aunque lo anterior haya reducido la diferencia entre tipos estadounidenses y los de la Eurozona y los datos de crecimiento americano no estén ya tan por delante de los europeos, el Dólar no ha profundizado más en su caída.

Muchos esperaban que, tras el inicio de las hostilidades comerciales, el tipo de cambio del USD se fortaleciera para anular el efecto de los aranceles, lo que, como sabemos, no ha sucedido, sino justo lo contrario. Ahora, ya más asimilada la política arancelaria de Trump y aparentemente normalizado el comercio internacional, podríamos asistir al fenómeno inverso y ver un Dólar que recuperara, poco a poco, algo del terreno perdido en 2025.

Peso estructural del Dólar en carteras

Considero que siempre conviene tener cierto peso en la divisa estadounidense en una cartera de inversión, ya que puede actuar como elemento de protección en fases de volatilidad de otros activos y acabar facilitando una rentabilidad extra en el tiempo, sea por la propia divisa o por los activos financieros que cotizan en ella o por ambos factores.

Sucede que, en ejercicios como el actual, el inversor que razona en Euros y tiene ese componente de USD en su cartera sufre el efecto negativo de la depreciación de una divisa distinta al Euro, en este caso el Dólar, y ve, no sin sorpresa, cómo el favorable comportamiento de la mayoría o de todos los activos de su cartera ha sido parcial o incluso totalmente absorbido por el efecto de la caída de este.

Con todo, la decisión de contar con esa diversificación en divisa a principio de año es, a mi juicio, correcta. El peso del Dólar en una cartera de inversión debe ser estructural y mantenerse en el tiempo, independientemente de sus fluctuaciones.

¿Podríamos volver a ver ahora lo sucedido en el primer mandato de Trump?

El primer mandato de Trump se caracterizó por tener un primer año en que el Dólar se depreciaba para luego experimentar dos ejercicios consecutivos de revalorización en su cotización, que volvió a caer al final de su mandato. No me sorprendería que ahora, en su segundo mandato, presenciáramos de nuevo un desarrollo similar en el mercado de divisas.

No olvidemos que los factores que juegan en contra de la cotización del Dólar (bajadas de tipos de la FED y debilidad económica reflejada en el mercado laboral) están ya en gran medida descontados en su precio actual, por lo que cualquier sorpresa positiva en el crecimiento estadounidense podría iniciar un movimiento de apreciación de la divisa americana.

P.D. para bienpensantes: una de las limitaciones a la libertad que el mundo woke pregona es la sustitución del dinero físico por la utilización exclusiva de los pagos digitales; felizmente, la inviable desaparición del billete verde como moneda global en circulación ha ayudado a frenar los planes iniciales de la Comisión Europea.