El consenso del mercado opina que existe sobrevaloración en la mayoría de los mercados de acciones de los países desarrollados, a diferencia de zonas emergentes donde sí se aprecia espacio de subida ya que el valor intrínseco de muchas empresas cotizadas dista mucho de su cotización presente, incluyendo en este análisis el riesgo divisa.
Al final, creo que la situación en EEUU y Europa tiene hoy un fuerte componente especulativo y los inversores tienden a ver lo que les interesa y prescinden de lo que podría obstaculizar más subidas del mercado, especialmente en todo lo que se refiere a tecnología. Pero planteemos lo que, al menos en el medio plazo, acaba mandando, o sea, los resultados que se van publicando.
Los resultados empresariales no defraudan, aunque faltan las big tech
Hasta ahora, el 80 – 85% de las empresas del S&P 500 que han publicado ha batido las cifras esperadas, lo que supone el mayor porcentaje en los últimos cuatro años, con un 70% que, además, ha superado las estimaciones previas de ingresos y con un sólido desempeño de las compañías vinculadas a la infraestructura de Inteligencia Artificial (IA).
En Europa, los primeros resultados han tenido un sesgo positivo, con un 52% de las compañías batiendo las estimaciones (vs. 46% el trimestre anterior) y con visiones positivas de la mayoría de analistas.
Teniendo en cuenta lo anterior, el buen momentum bursátil sale reforzado y los precios de las acciones en Bolsa no deberían experimentar caídas. No obstante veremos qué sucede con los anuncios de resultados de las grandes tecnológicas que llegarán en su mayoría esta misma semana y cuya capacidad para mover el mercado, para bien y para mal, es especialmente notable.
Se percibe vulnerabilidad en las Bolsas, sobre todo en EEUU
A pesar de lo explicado más arriba, lo que apunto en el antetítulo es una realidad cada vez más tangible. Esto se ha puesto en evidencia durante las pasadas semanas cuando se conocían noticias sobre nuevos aranceles por la amenaza del presidente Trump de un «aumento masivo» de éstos que afectaría a productos chinos o se producía una venta masiva de acciones bancarias por la preocupación sobre el riesgo crediticio de dos bancos regionales estadounidenses.
Tampoco ayuda a la fortaleza del fondo de mercado la insistencia por parte de algunos analistas, altamente creyentes en la IA, recordando que la fiebre tecnológica existente es diferente a la de finales de los años noventa porque todos los gastos relacionados con la IA se financian con flujos de caja generados internamente. Sin embargo, analizando más en profundidad esta cuestión observamos cómo la emisión total de deuda del sector tecnológico este año se ha disparado en más de 200 000 millones de dólares para financiar su expansión, lo que supone un aumento significativo del apalancamiento del sector, amén del fenómeno de la circularidad entre empresas (interdependencia entre grandes empresas y sus proveedores). Como comentaba en esta columna hace dos semanas, la historia no se repite pero sí rima.
Reequilibrar el riesgo
Reposicionarse para aprovechar las oportunidades que los movimientos descritos posibilitan es probablemente la mejor estrategia de inversión a implementar en la actualidad. El punto de partida que ofrecía para el comienzo de año sigue siendo válido. No en vano, los resultados de esas recomendaciones ajustados al nivel de aversión al riesgo de cada inversor, a excepción de la caída del Dólar, están siendo muy favorables.
De esta manera, creo que el entorno vigente obliga a complementar lo anterior con lo siguiente:
- Sobreponderar la renta variable europea y estadounidense de pequeña y mediana capitalización, ya que podría batir la rentabilidad de las grandes compañías en los próximos meses.
- La exposición a activos inmobiliarios optimizada a través de fondos de inversión de REITs europeos (Real Estate Investment Trusts), que llevan un mes subiendo con fuerza en un movimiento alcista que debería de continuar.
- El nombramiento de la nueva primera ministra nipona, Sanae Takaichi, primera mujer en ocupar este cargo en Japón (se nos han adelantado), con el anuncio de una política fiscal expansionista, ha llevado a los índices Nikkei 225 y Topix a máximos históricos. Esta tendencia alcista podría continuar, lo que justifica una exposición al activo directamente (ETF) o vía un fondo multiactivos. Se espera que aumente el gasto público en defensa, tecnología e IA, además de reducir los impuestos.
- Buscar acceso a bonos soberanos emergentes que ofrecen mayor rentabilidad a la de sus equivalentes en países desarrollados y tienen ahora más estabilidad gracias al crecimiento global y a la caída del Dólar. Como en el caso anterior, la exposición puede lograrse bien directamente (ETF) o bien a través de fondos multiactivos.
- Finalmente, recordar la conveniencia de estar posicionados en activos reales y alternativos, sobreponderando dentro del capital privado las inversiones en infraestructuras y capturando la elevada rentabilidad de la deuda privada mediante fondos especializados de ámbito europeo.
¿Y el oro?
Creo que sus recientes caídas no han afectado a sus perspectivas alcistas. Tanto inversores institucionales, como compañías de seguros y muchos fondos de inversión multiactivos, así como los bancos centrales, están apostando como nunca por el oro.
Más allá de teorías catastrofistas antisistema, siempre interesadas para quienes las formulan, comparto la visión de algunos analistas macroeconómicos sobre la desconfianza que las «divisas fuertes» transmiten a muchos inversores a los que trastorna el desproporcionado peso de deuda de los Estados, lo que podría reposicionar al metal precioso no sólo como refugio, sino también como un ancla monetaria global en un cambiante orden financiero.





