Al fin septiembre, ahora viene lo bueno

El mes de agosto ha sido un período disperso y no exento de sorpresas, al menos en lo financiero. No se ha producido la esperada corrección en las Bolsas si bien los índices bursátiles han tenido variados comportamientos: ligeras caídas los europeos y alcistas los estadounidenses y el ¡Ibex!.

A nadie le amarga un dulce

El dulce para los mercados americanos vino del aquí ya comentado discurso del presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell. en Jackson Hole que fue en gran medida neutral, pero con un tono más suave que en comunicaciones recientes. De lo ahí dicho se dedujo la implementación de una bajada de tipos en septiembre a pesar de que las expectativas de inflación en EEUU siguen siendo elevadas (los indicadores técnicos apuntan a una ruptura de los precios al alza), lo que ejerce presión sobre los rendimientos de los bonos estadounidenses a más largo plazo.

Así las cosas, en estos momentos, el mercado descuenta al menos dos recortes de tipos oficiales en EEUU para esta parte final del año y varios más en 2026. Por ello, la curva cae con fuerza en sus plazos más cortos pero no así los rendimientos de los bonos a 10 y 30 años, que es lo que más desea Trump para bajar el coste medio de la deuda emitida por EEUU ya que ayudaría a reducir el déficit de EEUU. Al presidente americano no le están saliendo bien las cosas últimamente, ni con la Fed y los tipos, ni con la regulación arancelaria.

Los bonos soberanos europeos tampoco enderezan su senda

Otro ejemplo de lo explicado más arriba lo tenemos en nuestro banco central (BCE). Sus bajadas de tipos (lleva cinco desde diciembre de 2024) no han impedido que el tipo a 10 años del bono soberano alemán (Bund) siga subiendo, ni que se estabilicen las rentabilidades de los bonos de otros países.

Por un lado, el diferencial entre los tipos a 10 años italianos y los alemanes no había sido tan estrecho desde antes de la gran crisis financiera de 2008. Similar caso es el español. En cambio, en Francia, los OAT (bonos del Estado francés) nunca habían estado peor en cuanto a riesgo con respecto al Bund. La incertidumbre creada por la extrema inestabilidad política del país vecino y sus deterioradas cuentas públicas están en la base de esa situación y, junto a ello, la falta de acuerdo en el seno de la Eurozona sobre cómo resolver los desafíos fiscales estructurales. Al final, el mercado de bonos actúa como una «fuerza correctiva» de los desmanes políticos pero con efectos colaterales bastante negativos (mayor insostenibilidad de la deuda emitida).

Como contaba en esta columna hace unos días, la historia nos demuestra que las bajadas de tipos por parte de los bancos centrales no garantizan rendimientos más bajos de los bonos soberanos (un recorte los tipos en la parte corta de la curva no significa que los tipos a 10 y 30 años tengan que bajar de la misma manera, como está sucediendo en la actualidad). Al final, siempre es así, las fuerzas del mercado dominan la curva de tipos de interés y, en última instancia, será el propio mercado de bonos, y no la Fed, el que dicte el devenir de los tipos de interés, especialmente si persisten los mencionados riesgos de inflación al alza. De éstos tiene buena parte de la culpa la política de aranceles de Trump y el hecho de que las herramientas de la Fed sean limitadas.

Las Bolsas han seguido dando alegrías, aunque septiembre puede ser diferente

El mercado bursátil estadounidense, así como el japonés, se encuentra en máximos históricos, gracias sobre todo al rápido crecimiento de los beneficios de sus grandes empresas y a las expectativas de que esta tendencia se mantenga. Con todo, las valoraciones de las acciones estadounidenses parecen, a primera vista, cada vez más elevadas en comparación con las de otros países.

Muchos analistas, como es el caso de UBS, justifican esto por «las diferencias entre los fundamentales económicos» de las distintas zonas geográficas que llevan a los inversores a pagar por el crecimiento a largo plazo, con sectores clave más avanzados, como la tecnología, y con un entorno regulatorio más laxo, estable y transparente. Los que tenemos esta visión de mercado consideramos probable que esta dinámica se mantenga y las diferencias persistan y contribuyan a que, más allá de correcciones técnicas que creo veremos pronto, las acciones estadounidenses continúen superando en rentabilidad a las de otras zonas del mundo. No perdamos de vista que, en EEUU, la inversión en Inteligencia Artificial (IA) es el principal motor del crecimiento en este momento, no el consumo.

Nuestras Bolsas europeas, por su parte, a pesar de contar con unas valoraciones menos exigentes que en EEUU, están teniendo un comportamiento más errático, a excepción de un Ibex avasallador en rentabilidad apoyado, sobre todo, en el sector bancario.

La citada incertidumbre política en Francia, intensificada tras el anuncio de una moción de confianza del Gobierno francés prevista para el próximo 8 de septiembre y que posiblemente pierda forzando la caída de su primer ministro Bayrou, podría acarrear unas elecciones legislativas anticipadas, lo que penalizaría al conjunto de la Eurozona dados los elevados déficits y pesos de deuda pública que ésta todavía arrastra. Por eso, la pasada semana, el índice CAC 40 reaccionó con una caída del -3,3% y la prima de riesgo francesa, que mide la rentabilidad añadida sobre el Bund que tiene que ofrecer Francia al mercado para poder vender sus bonos, repuntó a niveles cercanos a sus máximos anuales (0,8%).

Ahora viene lo bueno

Como indico en el título de esta columna, creo que nos esperan semanas muy relevantes para las economías y los mercados financieros globales en este comienzo del nuevo curso: posibles bajadas de tipos en EEUU, aparente mejora en las relaciones comerciales entre EEUU y la mayoría de sus principales socios, signos más definitivos del alejamiento de la recesión en Occidente, etc. Como acostumbro a escribir en estas columnas, veremos qué sucede finalmente, sin olvidar que el inversor no puede controlar el mercado, pero sí puede controlar cómo invierte.