Finaliza el primer semestre del año y comenzamos la segunda parte del ejercicio que, al menos para los que analizamos estas cosas, creo va a ser apasionante en geopolítica, datos macro, mercados y, sin duda, en nuestra vida política y sociedad doméstica.
El semestre de los acrónimos
Me refiero a acrónimos creados desde el inglés y aplicados casi siempre en diversos ámbitos aunque me centraré aquí en el mundo de la economía y finanzas. Veníamos ya de un intenso uso del FOMO o «Fear Of Missing Out» («miedo a perderse algo») a lo largo de 2024 y que ahora parece que vuelve, que es una forma de ansiedad que surge cuando se percibe que otros están disfrutando de experiencias que uno no está viviendo. En finanzas, un caso claro es ver cómo suben las Bolsas y no estar invertido en renta variable. El pasado año, brillante período bursátil, muchos sufrieron de FOMO.
Comenzábamos 2025 con el MAGA o «Make America Great Again» de Donald Trump. Luego vinieron los aranceles y excentricidades diversas del presidente y pasamos a creer en el MEGA con idéntico significado pero reemplazando «America» por «Europe».
Pero mi preferido, sin duda, es un nuevo acrónimo inventado por un periodista del Financial Times (diario que ya no leen en Moncloa): TACO. No es la comida mexicana sino el lema que muchos aplican ahora al presidente de EEUU: «»Trump always chickens out», es decir, «Trump siempre se acobarda». Bendito TACO que, siendo o no verdad, ha traído bastante estabilidad a los mercados como explico a continuación.
Las bolsas agradecen negociaciones e intervención militar
Por un lado, los mercados no se desplomaron, como muchos esperaban, con el conflicto entre Israel e Irán que trajo un fuerte repunte en el precio del petróleo, a la postre fugaz. Trump engañó, para bien, con el período de espera para intervenir y sorprendió, para mejor, con el sorpresivo y altamente tecnológico ataque a Irán. Con un contendiente islamista con potencial nuclear como Irán mejor no andarse con medias tintas ni tibiezas tan frecuentes por nuestros lares europeos. Por otro, aun sin conocer el resultado final de las negociaciones de la Administración estadounidense con China, la Unión Europea (UE) y otros países (el plazo que dio Trump para negociar los aranceles recíprocos finaliza el 9 de julio), parece que la carga arancelaria, aunque sin difuminarse, no va a frenar el comercio global como se creía hace unos meses y lo más probable es que se mejore lo anunciado en el «liberation day«, aunque sin bajar del 10% general a todos los países y productos.
Lo anterior ha llevado a los mercados de acciones a experimentar una veloz recuperación después del miedo arancelario (S&P 500, Nasdaq y Eurostoxx han alcanzado nuevos máximos históricos) que ha hecho que el FOMO reapareciera en la mente de muchos gestores e inversores. Ahora habrá que vigilar si el TACO continúa o si la enajenación y el disparate se adueñan otra vez de la cabeza del presidente americano como sucedió durante sus 100 primeros días de mandato.
Un más que aceptable semestre para la renta fija
El balance semestral es favorable para los bonos aun con las fases de volatilidad disparada que hemos experimentado en todos los activos financieros por los desmanes de Trump. Ha sido algo mejor para la renta fija privada que para la soberana, gracias a que la capacidad de repago de los emisores no se ha llegado a poner en duda por los mercados en ningún momento.
En lo que queda de año podemos seguir viviendo buenos tiempos para este tipo de inversión ya que el plan de Trump para la Reserva Federal (Fed) es aumentar la presión política sobre su todavía máximo responsable, Jerome Powell, y forzar las bajadas de tipos de interés (movimiento a la baja, precios de los bonos al alza). De hecho, los mercados de acciones y el Dólar se muestran muy convencidos de que en este mes de julio la Fed retomará el ciclo de bajadas de tipos de interés iniciado el pasado año. De cumplirse esta posibilidad, lo que es más que cuestionable, tanto la renta fija estadounidense como la europea se verían beneficiadas.
Las inversiones a corto plazo son las perdedoras
Los depósitos bancarios, las letras, los pagarés y activos a corto y los fondos monetarios en general son los perdedores de los últimos meses. El BCE, obligado por la fragilidad de la economía de la UE, ha continuado bajando tipos lo que inevitablemente comporta menor rentabilidad para las inversiones citadas siempre que hayan estado denominadas en euros. Refugio sí, pero peor pagado.
Por otro lado, las mismas inversiones pero denominadas en dólares han mantenido una elevada rentabilidad en línea con el mercado de tipos de interés estadounidense que más que duplica el nivel del europeo. Sin embargo, para los inversores de la Eurozona que razonamos en euros, éstas y otras inversiones denominadas en USD, bien en acciones o bien en bonos, arrojan en su mayoría un resultado negativo debido a la caída de la divisa americana (más del -15% en el año vs. Euro), lo que anula cualquier traza de rentabilidad positiva y torna ésta a muy negativa salvo que la divisa hubiera estado cubierta. El dólar es el activo de peor comportamiento en 2025 y podría profundizar en su caída, lo que no es positivo pues la debilidad del dólar puede ser un indicio de que aumentan las presiones recesivas para la economía USA.
¿Y ahora qué?
Los mercados están poniendo en precio una economía global pujante en un mundo en paz, lo que aconseja mantener carteras de inversión como mínimo equilibradas en cuanto a activos de riesgo. Pero ese optimismo es muy matizable.
Para empezar, porque la Fed, vista la fortaleza de la economía USA y la resiliencia de su mercado laboral, está dividida sobre la próxima bajade de tipos a la espera de ver el impacto de los aranceles en la economía (potenciales tensiones inflacionistas). En su última reunión, no modificó su tipo de interés oficial y redujo su previsión de crecimiento económico para finales de 2025 elevando la perspectiva de inflación. No son buenas previsiones.
Luego, porque algunos factores como el incremento de las exportaciones a EEUU y el aumento de la confianza por las bajadas de tipos del BCE contribuyeron a una tasa de crecimiento del PIB de la Eurozona excepcionalmente fuerte, del +0,6% intertrimestral en el primer trimestre de 2025. No obstante, indicadores económicos recientes muestran en estos momentos debilidad, como se refleja en sectores clave como el del lujo y el automotriz, y sugieren que los datos del 2T podrían ser muy diferentes, con una ralentización del crecimiento cercana a un estancamiento. Con todo, la inversión en defensa y el impulso fiscal del Gobierno alemán podrían cambiar ese escenario para lo que queda de año.
Finalmente, no podemos olvidar que, a pesar de que la economía china, clave para el crecimiento europeo, haya registrado resultados positivos durante el primer semestre del año superando por ahora las tensiones comerciales con EEUU, es probable que la demanda interna de este país afloje en los próximos meses de no llegar más apoyo político en el segundo semestre para mantener el ritmo de crecimiento.
De todo ello se infiere un sentimiento de prudencia inversora, máxime si atendemos a los altos niveles de exigencia de muchas cotizaciones en las Bolsas, sobre todo en EEUU. Esto no debe esconder la satisfacción sobre lo bien gestionado que ha podido estar una cartera de inversión a lo largo del ya finalizado primer semestre ni mermar el ánimo sobre lo que pueda venir de aquí a fin de año, con o sin TACO.