¿Pueden seguir subiendo las bolsas?

Caía en mis manos hace unos días un estupendo informe elaborado por el equipo de análisis de Deutsche Bank con su estratega jefe, Binky Chadha, a la cabeza. De las materias que trata, voy a glosar brevemente dos puntos muy concretos y especialmente adecuados para el momento de dudas de mercado en que estamos inmersos: la fase del ciclo económico en que nos encontramos y la valoración de las bolsas, intentando contestar así a la pregunta del encabezado.

 

Cuánto queda del actual ciclo económico de crecimiento

 

La economía global se mueve dentro un ciclo asíncrono, es decir, un ciclo económico que se encuentra simultáneamente en distintas fases de avance en función del lugar del mundo que consideremos. No obstante, como nos recuerda el informe de Deutsche Bank, en 2015 se produce por primera vez desde el comienzo de la crisis financiera global en 2008, el hecho de que las tres principales economías desarrolladas, EEUU, Europa y Japón, crezcan por encima de la tendencia de tipos de interés. Para ello han sido necesarios siete años reparando los destrozos causados por los excesos del sector financiero e inyectando dinero como nunca antes por parte de los bancos centrales. Con todo, y a pesar del lastre de la caída de las materias primas, los países en vías de desarrollo van a seguir generando más del 70% del crecimiento mundial en 2015 y 2016, según cálculos del research de UBS. Este hecho, junto con la descrita asincronía cíclica, obliga a ser más cuidadoso con la distribución de inversiones, tanto en bonos como en acciones.

 

Es igualmente relevante en el actual ciclo económico la participación del sector privado. Las políticas de austeridad motivadas por la acumulación de deuda por parte de los Estados han forzado que así sea. La fuerza del mercado laboral, especialmente en EEUU y algunas zonas de Europa como Alemania y Reino Unido, evidencian el incremento del peso del sector privado en el crecimiento del PIB. Este mayor protagonismo del sector privado y menor de la inversión pública, debería facilitar un mantenimiento más prolongado de la tendencia de crecimiento de las economías.

 

Finalmente, hay dos elementos que nos llevan a ser positivos con la duración del ciclo:

 

  • La ausencia de inflación: el desapalancamiento de las familias, la debilidad salarial y el bajo precio del petróleo lo facilitan.
  • La favorable tendencia de los datos de confianza empresarial y del consumidor que deben conducir tanto al consumo como a la inversión a niveles más altos, ajustados por el ciclo, que actúen como catalizadores del crecimiento.

 

Si nos guiamos por el calendario esperado de subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal y el comportamiento histórico de la economía americana, la próxima recesión estaría en EEUU a más de dos años vista. Por todo lo expuesto, parece que todavía tenemos ciclo de crecimiento por delante.

 

Cómo lo están valorando los mercados

 

La gran duda para los inversores es si las cotizaciones de las acciones han ido en su tendencia alcista más deprisa que el ciclo económico y ya están por delante de él. El análisis fundamental de esta situación se apoya en dos factores que hoy revisten especial relieve y que nos recuerda el estratega Chadha:

 

  • Por un lado, la tasa de descuento que aplicamos para calcular el precio objetivo de una acción está en la parte baja de su histórico dada la situación de tipos de interés ultra bajos en que nos encontramos.
  • Por otro, la prima de riesgo de las acciones (rentabilidad adicional que los inversores exigen para compensar el riesgo de invertir en renta variable en lugar de hacerlo en activos de bajo riesgo) está en máximos de 60 años.

 

Si a ambos factores añadimos otros como:

  • el crecimiento esperado de los beneficios empresariales, especialmente en Europa y Japón,
  • la diferencia entre los tipos de interés y los beneficios y dividendos que refuerza la preferencia por ser accionista antes que bonista
  • y el comentado hecho de que la fase del ciclo económico en que nos encontramos diste mucho todavía de acercarse al final de éste,

 

concluimos que los múltiplos a los que cotizan las bolsas pueden considerarse razonables y una corrección fuerte improbable.

 

Dónde sobreponderamos, ahí está la clave

 

Pese a que la bolsa americana acumule siete años de subidas y cuatro la japonesa y la europea, es muy posible que 2015 siga siendo un buen año para las bolsas pero, como ya he indicado más arriba, la dispersión de rentabilidades entre los distintos mercados será elevada. Tras el fulgurante primer trimestre, las valoraciones y expectativas de las empresas, el papel de la divisa y la citada asincronía en el ciclo, obligan a variar la distribución táctica de los pesos de la exposición a renta variable. Hacerlo directamente o vía gestores especializados, y siempre con el debido asesoramiento, depende del inversor. No hacerlo puede suponer perder buena parte del alza del mercado o incluso entrar en negativo si se actúa con ansiedad compradora. Y si no, al tiempo. Si pecan de algo, que sea de prudencia.

 

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