OPV de Bankia: mentiras arriesgadas

El informe pericial del caso Bankia deja en el entredicho su salida a bolsa y pone de manifiesto irregularidades de todo tipo en una operación que puede que acabe declarada judicialmente como una estafa. Nunca es tarde para conocer oficialmente la verdad. Oficiosamente, ya la conocíamos. Al menos algunos.

 

Un mes antes de producirse la Oferta Pública de Venta (OPV) escribí una tribuna en la edición en papel de Expansión con el título Colocaciones y ética financiera, ¿lo pagará otra vez el inversor minorista? Era junio de 2011 y de un análisis del entorno financiero de ese momento, extraía algunas conclusiones ligadas a la OPV entonces en ciernes que transcribo a continuación:

 

“Así, a base de vivir como si no pasara nada, nos encontramos de repente con que hay que sacar dinero de donde sea para ayudar a las entidades financieras españolas, agrupadas o por separado. (…) Pero con todo, no deja de sorprender que ahorradores que desconocen los riesgos de la renta variable se conviertan en accionistas de una o varias empresas de uno de los sectores con peores perspectivas de nuestra economía, al menos en cuanto a su negocio doméstico, como es el financiero”.

 

El papel lo aguanta todo, por desgracia

 

Los peritos del Banco de España denuncian actuaciones que convirtieron la fijación del precio de la acción de Bankia en una especie de tómbola. Se hablaba de un gran descuento sobre el valor teórico de la entidad para lo que se pidieron informes que así lo justificaran y por eso escribí: Un descuento sobre un precio inflado no es tal descuento”. Así las cosas, como sospechaba entonces y ahora confirman los peritos, se volvió a dejar de lado cualquier principio ético y la normativa de protección del inversor no sirvió para nada, pese a que el riesgo era evidente y los conflictos de intereses palpables como anticipé:

 

“El hecho de que nos encontremos en un momento clave para el sistema financiero español, para nuestra economía y para nuestro futuro dentro de la UE y de la economía global, no debe hacernos olvidar los principios básicos de ética financiera…”. Y, estos principios, se olvidaron.

 

Nadie quería acciones de Bankia

 

La tensión en la cúpula de la entidad era enorme ante el nulo interés por parte de inversores institucionales para comprar acciones, especialmente los extranjeros que en esos momentos no querían ni oír hablar del riesgo España y menos de su gravemente herido sector financiero. Ello llevó a impulsar la venta masiva de acciones a inversores nacionales, forzando de nuevo al máximo la presión comercial a la red de oficinas. Por eso escribí:

 

“Los inversores minoristas españoles ya han sufrido como ningún otro las colocaciones de títulos híbridos por parte de bancos y cajas (acciones preferentes y convertibles). La valoración de la casi totalidad de emisiones de este tipo lanzadas en los últimos años refleja minusvalías latentes considerables. Pero esto ahora no se recuerda, porque cuando se quiere, la memoria se aparca”.

 

Mentiras arriesgadas

 

La OPV de Bankia es un episodio para olvidar. Una chapuza más del todavía inacabado proceso de reconversión del sector financiero español. Se arriesgó tapando la verdad y ahora podemos ver serias consecuencias de esa actuación como advierten los peritos: “Existe riesgo contingente por eventuales multas y sanciones que, según la definitiva tipificación de las infracciones por las autoridades competentes, podrían llegar a la cancelación de la licencia bancaria”, por lo que Bankia podría verse obligada a dejar de operar como entidad financiera. Y no sólo eso, ya que apuntan que también “hay riesgo contingente por eventuales litigios promovidos por los usuarios de la información financiera, inversores, acreedores y clientes”, lo que puede acarrear muchos procesos judiciales y tener que afrontar indemnizaciones en el futuro.

 

La importancia del asesoramiento

 

En definitiva, los peritos del Banco de España no han hecho más que confirmar lo que algunos analistas y asesores independientes ya previmos en su momento y nos llevó a desaconsejar a nuestros clientes que acudieran a la OPV y a anunciar el riesgo que se avecinaba: “La labor de asesoramiento por parte de las redes comerciales no debería quedar otra vez menoscabada en aras del interés propio de las entidades”. Lamentablemente, como sabemos, sí se vio menoscabada.

 

Para acabar, un aviso a navegantes ávidos de rentabilidad sin riesgo en el actual entorno de tipos de interés a cero: al inversor español le gusta tropezar varias veces con la misma inversión inadecuada para su perfil. Mucho cuidado con acumular renta variable si no se está preparado para ello: “a menos que puedas ver tus acciones caer un 50% sin que te cause un ataque de pánico, no deberías invertir en el mercado bursátil”. Esto no lo escribí yo, sino Warren Buffet.

 

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