LO QUE BUSCA UN INVERSOR CONSERVADOR

Volví a escuchar hace unos días a Richard Woolnough, gestor del fondo de inversión M&G Optimal Income Fund. Ya había tenido la ocasión de asistir a alguna conferencia con él como ponente, así que no me sorprendió. Para bien. Un hombre tranquilo, buen conocedor de los mercados de renta fija globales y que maneja desde hace diez años un fondo de inversión mayoritariamente de renta fija que ha alcanzado un valor de 20.000 millones de euros. La evolución de éste me parece de los fenómenos más sorprendentes de la industria de fondos, tanto por su crecimiento en volumen como por la rentabilidad ofrecida.

Diez años de éxito

Es cierto que el movimiento de los precios de la renta fija que se ha producido en los países desarrollados en la última década ha constituido una de las mayores tendencias alcistas de un activo financiero en la Historia. Pero es igualmente verdad que durante ese período se han producido acontecimientos que han hecho temblar los cimientos del sistema financiero occidental: desde la caída de Lehman activada por la crisis de las hipotecas subprime hasta la crisis del Euro y de la deuda soberana europea, pasando por el reciente e inacabado Brexit. Pues bien, durante todo ese tiempo, el gestor Woolnough y su equipo han sido capaces de obtener una rentabilidad media anual que supera en más del 4% al promedio de su categoría y lo ha hecho con similar nivel de volatilidad que el grupo de fondos en que se encuadra (fuente: M&G Group y Morningstar).

2017 es un año complicado para la renta fija

Como indicaba en la primera parte de mis perspectivas de inversión para 2017, no soy de los que cree en un pinchazo violento de la burbuja de renta fija, pues tal suceso no interesa a nadie (excepto a quien esté corto del bund) y el BCE debería de ser capaz gestionarlo. Sí estoy convencido de su gradual pérdida de fuerza ligada a una incipiente normalización de la curva de tipos de interés en EEUU y en la Eurozona. Y es así como se está desarrollando el primer trimestre de este ejercicio.

De ahí que, adquirir renta fija hoy en día con un enfoque de gestión tradicional de comprar y mantener, puede ser una mala inversión. Y es también por ello que los enfoques flexibles en la gestión de bonos puedan acabar siendo los ganadores, siempre que plazos (duración media de la cartera), niveles de riesgo emisor, divisas (junto con sus eventuales coberturas) y sectores, varíen en función del entorno macro con suficiente agilidad y adaptabilidad.

El fondo gestionado por Woolnough es un buen ejemplo de lo anterior: bajísima duración de la renta fija en euros compensada por la mayor rentabilidad de los bonos en libras y, sobre todo, en dólares, con utilización de coberturas en tipos de interés y en divisa, así como por una sobreponderación de emisores privados y del sector financiero dentro de éstos.

El enfoque de gestión de este fondo no es único, aunque sus resultados hayan sido diferenciales, y hay otros productos financieros en la misma línea. A la hora de invertir en este tipo de activo y enfoque inversor, como en todos, la diversificación entre varios fondos es un grado.

Mantener la disciplina inversora

Como era de esperar, ya que todo tiene un límite en finanzas, parece que el brillo logrado por muchos fondos de renta fija con gestión tradicional a partir de la crisis financiera ha llegado a su fin. Aunque volverá, como casi todo en los mercados financieros donde lo malo y lo bueno siempre acaba retornando. No obstante, quedan reductos con favorable potencial como los bonos emergentes, sobre los que escribiré otro día, y este tipo de fondos con mandato flexible.

En estos momentos, observamos cómo el inversor de fondos monetarios compra renta fija cara, el comprador de bonos adquiere subordinadas o high yield y el de bolsa compra small caps y fondos de bolsas emergentes. Todo se desplaza hacia el riesgo.

La renta variable puede que acabe siendo el activo con mejor comportamiento en 2017, así lo creo, y el que acepte su volatilidad debería sobreponderar su peso en cartera. Pero también puede que no. Por ese motivo, aquél que no soporta la incertidumbre (riesgo o volatilidad) y no cuenta con la debida visión de plazo, mejor que se quede en su «zona de confort» habitual y que, bien asesorado, aproveche alternativas de inversión del tipo que hoy describo en esta entrada.

Saber elegir el gestor

Un inversor conservador/prudente no debe perder dinero, pero tampoco quedarse anclado en el entorno del 0% de rentabilidad sin (teórico) riesgo o caer en la red de fondos garantizados altamente ineficientes y escasamente rentables que ofrecen las grandes redes de distribución bancarias.

Para cualquier tipo de activo/fondo de inversión en el que se invierta (renta fija o renta variable), debe buscarse un buen gestor/equipo de gestión. Me ha gustado mucho la definición que, en una reciente entrevista, hace Woolnough de lo que éste tiene que ser: «aquél que es capaz de encontrar el equilibrio entre actuar en base a sus propias ideas y tomar sus propias decisiones, y al mismo tiempo escuchar el consejo y las opiniones de otras personas, (…) y capaz de cambiar de opinión y no sentirse mal por ello; esto puede ser difícil, y es el escollo en el que mucha gente (en la gestión de activos) naufraga».

Y añade: «en última instancia, lo más importante es estar convencido de que uno hace lo más adecuado para sus inversores; la industria de la gestión de fondos es peculiar, y muchos gestores tienden a estar en la escena pública mucho más que la mayoría de las personas; yo solo quiero hacer un buen trabajo para mis clientes, y no me importa demasiado si la gente lo sabe o no». Sabias palabras y especialmente oportunas en el contexto actual de esta industria.