Leyendo las señales (¿de burbujas?)

Vaya por delante que las burbujas no pueden considerarse como tales mientras no estallen. Hasta entonces, tan solo son sobrecalentamientos o excesos del mercado que no necesariamente tienen por qué degenerar en un estallido y subsiguiente desplome de los activos a él ligados. También quiero dejar claro que el crecimiento económico global es sólido en la actualidad y las probabilidades de recesión en el corto plazo son muy reducidas.

No obstante, releyendo el recomendable libro Signals de la Dra. Philippa Malmgren, analista y consultora de política y economía en Estados Unidos, que ha pronosticado con acierto algunos de los principales eventos económicos y políticos de los últimos diez años, me veo obligado a poner de manifiesto ciertos datos y acontecimientos que son indicadores de movimientos que podemos calificar como poderosamente llamativos y típicos de fases previas al estallido de una burbuja financiera. Expondré algunos de ellos.

La locura del Bitcoin

Las criptodivisas se han convertido en un fenómeno cuyos daños directos para inversores y colaterales para los distintos intervinientes en el sistema que las sustenta, podrían alcanzar dimensiones nunca vistas debido a que su eventual pinchazo caería en la órbita de la tecnología que impregna todo en estos momentos. Durante estos días, comienza la cotización de contratos de futuros sobre el bitcoin (para los que no lo conozcan, recomiendo la lectura de este post de Pedro Biurrun). Hay muchas dudas sobre lo que pueden comportar estos nuevos derivados como contaba Expansión el pasado fin de semana y prueba de ello son los recelos de los grandes bancos de inversión americanos, cuestión ésta chocante pues se trata de entidades siempre deseosas de incrementos en el número de activos cotizados y operativas de mercado por la generación de comisiones que ello conlleva.

Como otras criptodivisas, el bitcoin es hoy considerado un activo financiero aunque no esté nada claro quién lo respalda. En estos momentos, su demanda es enorme y su oferta muy limitada, lo que provoca movimientos extremos: desde revalorizaciones superiores al 50% en unos pocos días hasta movimientos de alza y caída de un 20% en la misma sesión. Soy consciente del valor fiduciario (basado en la confianza) de las principales divisas (Dólar, Euro, Libra, Yen, Yuan), pues su aceptación no se basa en metales preciosos o en otras materias primas que pudieran estar detrás, pero todas esas monedas cuentan con Estados y la propia Comunidad Internacional que las respalda. No sucede así con las criptomonedas y de ahí su riesgo.

Renta Fija con tipos negativos

Hace un año y medio, el operador ferroviario alemán Deutsche Bahn, equivalente a la española Renfe, abrió la veda de las emisiones de empresas privadas con tipos de interés negativos. El inversor que las adquiere está comprando un activo a sabiendas de que, si espera a su vencimiento, va a perder dinero con total seguridad. Luego le siguieron otras compañías como el fabricante alemán de productos de consumo Henkel y la farmacéutica francesa Sanofi. Otra vuelta de tuerca en un enloquecido mercado de bonos en el que la Deuda Pública emitida en euros refleja rentabilidades negativas en la mayor parte de sus plazos: en el caso de Alemania hasta el bono a 7 años y en el de España hasta el bono a 4 años, por poner dos ejemplos significtavos.

El “todo vale” en la Renta Fija no es sólo europeo. Hace unos meses, Argentina emitió con éxito de colocación bonos a 100 años, sí un siglo, en dólares con un interés nominal del 7,125%. Se unía a Irlanda, México y Reino Unido, países que también cuentan con emisiones a 100 años, y a otros muchos Estados que venden obligaciones cuyo plazo de vencimiento es de medio siglo.

¿Hasta dónde llegará el peso en Bolsa de las grandes tecnológicas?

Facebok, Amazon, Netfix y Google (FANG en su acrónimo por el que se conocen agrupadas) se han convertido en los amos de Wall Street. En los últimos 4 años, la exposición que tienen los gestores de fondos en estas cuatro empresas casi se ha duplicado. El sector tecnológico pesa cerca de un 25% en el S&P 500 y las FANG más Apple y Microsoft suponen ya el 15% de la capitalización de todo el índice.

En China existe un núcleo de empresas que basan su negocio exclusivamente en Internet. Son las llamadas BATS (Baidu, Alibaba, Tencent y Sina) y en 2017 su valor en bolsa se ha duplicado, pasando de los 512.000 millones de dólares a superar el billón.

Una guinda doméstica

Repsol quiere constituir con su red de gasolineras un enlace de distribución logística de los artículos adquiridos a través de Amazon mediante la instalación de taquillas automáticas donde recibir los artículos comprados. Como ya sucede con otras distribuidoras de productos minoristas que dan la opción a sus clientes on line de envío o entrega en tienda (como hace Inditex), en este caso los clientes podrán elegir entre recibir su paquete por vía postal o acudir a retirarlo a la consigna de una gasolinera Repsol. Este sistema es extrapolable a los restaurantes Telepizza, a los supermercados DIA, a los centros comerciales gestionados por Merlin y Unibail y a los trasteros OhMyBox.

Cuando leí esta noticia en Expansión, no pude evitar recordar cuando, a principios de los 2000, Telepizza se disparaba en Bolsa al anunciar que preveía utilizar sus motos para repartir paquetería ligada a bienes de consumo comprados a través de internet. Todo es ahora distinto pero…

Señales

Lo que cuento en esta columna son solo señales cuyo desarrollo podría desencadenar una crisis de los mercados financieros o quedarse en un hito más en la evolución de una economía globalizada y cambiante. No lo sabemos pero, en todo caso, sean prudentes. Y asesórense.