Invertir tras la crisis griega, recordando el L/S

El todavía inacabado nuevo episodio de la sempiterna crisis de Grecia, que no es más que el reflejo de la permanente crisis de una Unión Monetaria que carece de vínculo fiscal y de suficiente rigor compartido en el gasto y en el endeudamiento, ha devuelto a los mercados de acciones, y en menor medida a los de bonos, momentos de fuertes incrementos de la volatilidad. Durante los primeros días de julio, muchos inversores han visto como en unas pocas jornadas de mercado desaparecía su rentabilidad lograda durante los pasados meses o incluso su patrimonio entraba en territorio negativo. Ello ha hecho que ciertos estilos de inversión alternativos, como es el de la gestión long/short de renta variable (en adelante L/S), hayan recobrado protagonismo, tras estar en segundo plano en muchas carteras inmersas hasta hace poco en la vorágine alcista que parecía nunca tener fin.

 

Ya he escrito alguna vez en este blog sobre este estilo de gestión como una alternativa propicia para tener exposición a renta variable con menor volatilidad que la adquisición de acciones o fondos de renta variable gestionados de manera tradicional (long only). Mucho anglicismo para definir una técnica financiera basada en la compra de valores o índices cuyo comportamiento se compensa con una cobertura permanente, total o parcial, casi siempre vía derivados, en contraposición a la tradicional inversión en renta variable basada en comprar y mantener. De este modo, una cartera L/S tiene una posición larga (long) que se beneficia de la subida del mercado y una posición corta (short) a la que favorecen las caídas. Si el inversor o gestor elige bien en ambos lados, el largo y el corto, siempre gana, suba o baje la bolsa. Por el contrario, el que compra acciones o fondos de bolsa y está únicamente largo (long only), tiende siempre a perder dinero cuando el mercado retrocede.

 

En búsqueda del retorno

 

El bajísimo nivel de tipos de interés imperante en las economías de los países desarrollados hace que la búsqueda de retorno se convierta en una gesta de difícil consecución. De ahí que muchas personas que buscan rentabilidad para su dinero se vean abocadas a tener exposición a bolsa como vía para obtener cierta rentabilidad. Muchas veces, la decisión de éstas no es totalmente consciente: las entidades bancarias acostumbran a empujar a sus clientes hacia productos financieros que tienen un componente de renta variable, con riesgo por tanto, sin analizar correctamente su perfil inversor. Buscan así solucionar el problema de un cliente descontento ante la escasa remuneración ofrecida por los productos más tradicionales. Al final, más comisiones para la entidad, más riesgo para el cliente y luego, si la bolsa cae, ya veremos cómo lo arreglamos. Se trata de un claro ejemplo de mal asesoramiento.

 

Debo recordar que en España hay pocos inversores y muchos ahorradores. Los primeros tienden a aceptar la variabilidad en precio inherente a inversiones distintas a depósitos a plazo o renta fija a corto plazo y a asumir su riesgo, mientras que los segundos, la inmensa mayoría conservadora/prudente, sufren cuando la valoración de su patrimonio baja con respecto a su nivel inicial. Pues bien, el estilo de gestión L/S está especialmente indicado para estos últimos, quienes pueden lograr descorrelacionar su cartera tanto con el comportamiento de la renta variable como con el del mercado de bonos. Es en las posiciones ligadas a éstos donde hoy debe tenerse más cuidado por la posible burbuja que todavía atraviesa el mercado de renta fija, sobre todo el europeo. Por ello, el efecto de descorrelación e incremento de la expectativa de retorno positivo de la gestión L/S, hacen que esta técnica de inversión pueda ser de nuevo muy bien recibida por el inversor en búsqueda de rentabilidad sin excesivo riesgo.

 

Los datos son reveladores

 

Una de las gestoras históricas en este estilo de gestión, GLG del grupo británico Man, me mostraba recientemente algunos datos muy elocuentes sobre las virtudes de la gestión L/S en su versión más conservadora (market neutral): en el tiempo que va de enero de 1994 a abril de 2015 (largo período de mercado en el que ha sucedido de todo), el número de meses positivos de un índice representativo de este estilo de gestión es superior al de la renta variable y al de la renta fija; lógicamente, el número de meses negativos es inferior en este índice que en la bolsa y en los bonos. Pero lo que es más significativo: en los meses negativos, el citado índice ha obtenido una rentabilidad media del -0,6%, similar a la de los bonos y mucho más favorable que la de las bolsas que experimentaron una caída media del -3,4% en esos meses negativos. Es decir, en los momentos en que las cosas se tuercen, la gestión L/S tiende a hacerlo mejor que la renta variable y que la renta fija, facilitando mayor estabilidad en la cartera de inversión.

 

Complemento a la renta fija

 

El inversor que opta por este estilo de gestión renuncia a incorporarse a la totalidad de la tendencia positiva de la renta variable cuando ésta se produce pero, en compensación, puede conseguir evitar verse perjudicado por las caídas del mercado cuando éstas llegan, como sufríamos durante las pasadas semanas. Además, en la actualidad, teniendo en cuenta el citado estado de recalentamiento en que se encuentra la renta fija, la gestión L/S puede ser también un magnífico complemento a las posiciones de bonos, directas o en fondos de inversión, especialmente para aquéllos que quieran tener poca o nula renta variable en sus carteras.

 

Alternativa adecuada en el entorno actual

 

La implementación de esta técnica de gestión y la obtención recurrente de resultados positivos no son tareas sencillas. No sólo consiste en acertar en lo que se compra, es igual de importante no fallar en la parte corta, vendida, de la cartera. Eligiendo bien, es si duda una alternativa adecuada para poder obtener rentabilidad por encima de los tipos de interés soportando un nivel de volatilidad más bajo que el de la inversión tradicional en bonos y bolsa. Con los tipos a cero y con notables incertidumbres sobre la evolución de la crisis griega y otros focos de riesgo, contar con esta posibilidad tiene considerable valor para muchos inversores.

 

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